Connie "The Hawk" Hawkins fue un jugador diferente en todos los sentidos, para lo bueno y para lo malo. En lo bueno hay que destacar que fue el precursor de Julius Erving y de todos los que vendrían después. Hasta su aparición no había existido ningún jugador que hiciera lo que él realizaba; ya hizo del mate un arte antes que el Dr. J y sus entradas a canasta y pases imposibles cogiendo el balón como si fuera una mandarina (tenía unas manos enormes) eran realmente espectaculares. También hay que citar que fue la primera gran estrella de la NBA surgida de los playgrounds (otra cosa en la que fue precursor) y que su completo juego también sentó cátedra (era muy buen anotador, reboteador, pasador y taponador). Por otro lado en lo malo hay que señalar la dura infancia en el Brooklyn más marginal donde se crió y a la fatal casualidad que hizo que le pidiera dinero prestado a la persona equivocada en el momento equivocado (durante su periodo universitario en Iowa), un mafioso que justo en esa época fue detenido por un escándalo de apuestas ilegales y queriendo o sin querer involucró a un joven y delgaducho Connie que quedó marcado de por vida debido a ese escándalo y no pudo entrar en la NBA hasta muchos años mas tarde. Pese a que el mafioso terminó desmintiendo que Hawkins tuviera nada que ver en ningún asunto turbio, el escándalo pesó como una losa en la vida de este gran jugador de baloncesto (recordemos que además era negro y vivía en los racistas años 60) y no se le permitió jugar en la NBA hasta varios años mas tarde (en 1969), después de casi una década de juicios, de desesperación, de jugar en ligas menores a las que no pertenecía, de enrolarse durante un tiempo en los Harlem Globetrotters, de participar en verano en los míticos torneos de playground del legendario Rucker Park (donde se enfrentó a Wilt Chamberlain) y de conseguir jugar al fin dos años en la ABA (concretamente en los Pittsburgh Rens) donde ya en su primera temporada fue MVP de la liga y campeón.
Todo este cúmulo de circunstancias provocó que debutara en la NBA (Phoenix Suns) con 27 años y debido a los problemas físicos que empezó a sufrir a partir de los 30 el destino hizo que la mejor liga del mundo pudiera disfrutarlo durante muy poco tiempo al máximo nivel; tal vez por eso en 1997 no fue incluido entre los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA por su 50º aniversario.
Todo esto no debe empañar el nombre de este gran jugador que jugara donde jugara, en la NBA, en la calle o en el otro lado del mundo con los Globetrotters, revolucionó el baloncesto, hizo que fuera más espectacular y fue la principal inspiración para el gran Dr. J, que a su vez fue la principal inspiración para Michael Jordan, que a su vez ha sido la principal inspiración para toda una generación. La vida no terminó de hacerle justicia al halcón, pero su legado ha quedado por los siglos de los siglos y quien verdaderamente entienda de baloncesto y haya tenido la oportunidad de verlo jugar en su máximo esplendor no dudará en calificarlo como uno de los más grandes en haber pisado una cancha.
Todo este cúmulo de circunstancias provocó que debutara en la NBA (Phoenix Suns) con 27 años y debido a los problemas físicos que empezó a sufrir a partir de los 30 el destino hizo que la mejor liga del mundo pudiera disfrutarlo durante muy poco tiempo al máximo nivel; tal vez por eso en 1997 no fue incluido entre los 50 mejores jugadores de la historia de la NBA por su 50º aniversario.
Todo esto no debe empañar el nombre de este gran jugador que jugara donde jugara, en la NBA, en la calle o en el otro lado del mundo con los Globetrotters, revolucionó el baloncesto, hizo que fuera más espectacular y fue la principal inspiración para el gran Dr. J, que a su vez fue la principal inspiración para Michael Jordan, que a su vez ha sido la principal inspiración para toda una generación. La vida no terminó de hacerle justicia al halcón, pero su legado ha quedado por los siglos de los siglos y quien verdaderamente entienda de baloncesto y haya tenido la oportunidad de verlo jugar en su máximo esplendor no dudará en calificarlo como uno de los más grandes en haber pisado una cancha.
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