lunes, 26 de noviembre de 2012

Javi & Zach... O el alma de sus respectivos equipos

Este es un post absolutamente improvisado, pero con un objetivo muy claro y conciso, reivindicar la influencia, insuficientemente mencionada, de dos jugadores de baloncesto para con sus respectivos equipos. Me refiero a dos casos tan diametralmente opuestos como son Zach Randolph y Javi Rodríguez. El primero, ala-pívot de uno de los mejores (si no el mejor) equipos de la NBA en este inicio de temporada, los Memphis Grizzlies. El segundo, base de uno de los equipos colistas de la ACB, el Assignia Manresa.

Mucho se está hablando del buen inicio de temporada de los Grizzlies y, evidentemente, del gran papel que sigue realizando Marc Gasol en el equipo, pero apenas veo mencionar la verdadera clave de todo ello, el resurgir de Zach Randolph tras una temporada deshauciado por las lesiones. El gran año de los Grizzlies fue, sin ninguna duda, la temporada 2010-11, probablemente la mejor de la carrera de Z-Bo, donde culminaron con aquella apoteósica serie de playoffs en la que eliminaron, contra todo pronóstico, a los Spurs de Duncan y cia. La temporada pasada todo el mundo se hizo eco de la evolución de Marc (All-Star incluído), pero lo cierto es que la temporada de los de Memphis fue decepcionante. Por más bien que jugaran Marc, Gay o Conley, los Grizzlies no estuvieron nunca al nivel del año anterior y la culpa principal de ello fue la lesión que sufrió Randolph, que lo mantuvo apartado de las canchas durante buena parte de la temporada, pudiendo volver a jugar poco antes de que llegaran los playoffs, pero sin poder estar a su nivel habitual.

Este año, tras un enorme comienzo de temporada regular, parece que vuelven al nivel de hace dos temporadas... ¿Cual es la auténtica diferencia con respecto a la temporada anterior?: Zach Randolph, que tras haberse podido recuperar satisfactoriamente durante el pasado verano ha vuelto a su nivel habitual, dando lecciones de clase y fundamentos en el poste bajo noche si y noche también.

El Assignia Manresa está peleando en la ACB con un equipo prácticamente de LEB Oro, lo cual tampoco es un drama en una ciudad que está acostumbrada a vivir auténticos milagros en temporadas pasadas con plantillas que, jugador por jugador, eran las más flojas de la liga. De todos modos este año son muchos los que piensan que si tanto va el cántaro a la fuente... Al final se acaba rompiendo, especialmente tras el negativo arranque de temporada de los de Manresa. No cabe duda que en este equipo tan joven e inexperto (al menos a nivel ACB) la presencia de dos veteranos de la casa como Javi Rodríguez y Josh Asselin toma muchísima importancia.

Y yo, por lo que he visto, destacaría especialmente la importancia de Javi Rodríguez, cuyos problemas físicos a lo largo de este inicio de temporada han sido trascendentales para la mala racha del equipo. Ayer, por fin, llegó la tan necesaria primera victoria de la temporada, coincidiendo con el mejor partido de Javi, libre al fin (al parecer) de sus problemas, aunque la mala fortuna quiso que al final del partido volviera a lesionarse.

Con Javi Rodríguez (en condiciones) en la cancha el equipo juega mucho mejor, Josh Asselin encuentra su lugar bajo el sol y los tiradores están seguros de que tarde o temprano les llegarán buenos balones... Muchos se quejan de que no tiene tiro (precisamente por eso lo podemos seguir disfrutando en Manresa), pero Javi Rodríguez es uno de los mejores pasadores que he visto en nuestro baloncesto desde hace mucho tiempo, aparte de un jugador fuerte en defensa y muy luchador.

El mayor elogio que podemos decir sobre Javi Rodríguez es que (igual que se dijo en ocasiones de jugadores como Bill Russell o Dennis Rodman... Y salvando evidentemente mucho las distancias) es uno de esos pocos jugadores de baloncesto capaces de marcar el transcurso de un partido y de forjar la victoria de su equipo sin necesidad de anotar un solo punto... Y eso es decir mucho.

martes, 20 de noviembre de 2012

Face to face 02: Bill Russell & Alonzo Mourning... Y el instinto taponador

El máximo taponador de la historia de la NBA es Hakeem Olajuwon (aunque habría que añadir que los tapones comenzaron a contabilizarse estadísticamente a partir de 1972, con lo cual jamás sabremos los que llegaron a colocar jugadores como Bill Russell, Wilt Chamberlain o Nate Thurmond), quién en su momento superó a Kareem Abdul-Jabbar como líder histórico de esta especialidad. Ambos eran jugadores con una agilidad y envergadura de brazos prodigiosas, cualidades ambas que potenciaban claramente su capacidad taponadora. Otros jugadores como Mark Eaton o Dikembe Mutombo, auténticos muros infranqueables en la zona defensiva pero jugadores muy limitados ofensivamente, también fueron ilustres taponadores. Y probablemente el más grande taponador que el mundo haya podido ver jamás sea Manute Bol, gigantesco pívot de 2,31, aderezados también con una impresionante envergadura de brazos, cuyo talón de aquiles fue su tremenda e incorregible endeblez física, que le condicionó hasta el punto de convertirlo en apenas un especialista de 20 minutos por partido.

Pero como en esta segunda entrega de "Face to face" hablamos de talento natural e instinto taponador puro, hay que citar como los dos mejores de todos los tiempos a William Felton Russell y Alonzo Harding Mourning Jr. (quizás, eso si, junto al antes mencionado Hakeem Olajuwon).





Tanto Bill Russell como Alonzo Mourning eran pívots de apenas 2,08 justitos, pero con unas cualidades atléticas tremendas y una agresividad y entrega sobre la cancha sin parangón. Incluso por lo que respecta a su juego ofensivo poseían ciertas similitudes, puesto que aunque ninguno de los dos fue un portento técnico jugando de espaldas al aro, ambos lo suplieron a base de movilidad, cualidades atléticas y carácter luchador. A pesar de lo que acabo de comentar de sus virtudes técnicas, llegaron a poseer ciertos recursos ofensivos entre los que destacaba, en ambos casos, un solvente gancho que usaban bastante a menudo (Mourning también poseía un tiro bastante correcto desde la media distancia).

Hablar de Russell y Mourning es, como hemos podido comprobar, hablar de lucha, entrega, sacrificio y tesón, lo cual nos demuestra cuan grande y fuerte era su corazón. Bill y Zo han sido los dos mejores taponadores puros de la historia del baloncesto... Por puro deseo de serlo; por tratar siempre, hasta el mismo límite de sus posibilidades, de frustrar todos y cada uno de los tiros de sus rivales... No cabe duda que, a no ser que midas de 2,15 para arriba, el deseo incesante es uno de los factores fundamentales para llegar a ser un gran taponador.

Hemos mencionado carácter, deseo y cualidades atléticas, pero hay otro factor que unido a los demás es el principal catalizador de todo ello; un factor que, sin duda, se daba de forma sublime tanto en Bill como en Zo: el timing de salto. Puedes saltar mucho y no ser un gran taponador (tenemos muchos ejemplos de ello a lo largo de la historia del baloncesto) o ser una torre de 2,20 m. y tampoco serlo (también hay claros ejemplos), pero si tienes un buen timing de salto ya tienes mucho ganado.

En cierto modo podríamos decir que el timing de salto está estrechamente relacionado con la lectura del juego, puesto que si saltas mucho pero te precipitas llevado más por las ganas que por la cabeza, corres el riesgo de comerte muchas fintas e incluso cometer muchas faltas personales no deseadas. Con templanza, una correcta lectura del juego y un buen conocimiento/observación de tus rivales, tu capacidad para taponar puede subir enteros... Y si a esto le añades las grandes cualidades atléticas y el corazón de Bill y Zo, pues eso, tienes a los dos mejores taponadores puros que el baloncesto ha llegado a ver jamás.

viernes, 16 de noviembre de 2012

domingo, 11 de noviembre de 2012

Big M's corner: the offensive rebound master

Si existió una virtud especial en el juego de Moses Malone, que predominara por encima de todas las demás, esa fue, sin ninguna duda, el rebote ofensivo, pues Moses es el más grande reboteador en ataque que ha visto la historia del baloncesto en cualquier época.

No deja de ser curioso que tras varias entregas de esta sección dedicada a la figura de Moses todavía no hubiera centrado ningún capítulo en el tema del rebote ofensivo en particular... Ahora ya no lo podréis decir, pues este post viene a demostrar con datos y números que jamás ha existido mejor reboteador ofensivo en la historia del baloncesto que el gran M.


No son pocas las veces que he visto citar a Dennis Rodman como el mejor... Pero ese es un tema que ya habíamos debatido por aquí en otras ocasiones y al cual no tengo intención de volver esta vez, pues me repetiría en los argumentos y encima es un tema al cual volveremos próximamente en una futura entrega de la recientemente estrenada nueva colección de posts titulada "Face to face". Tampoco tiene mucho sentido entrar en si tal vez Wilt Chamberlain o Bill Russell y sus estratosféricas medias de rebotes en la década de los 60, a tenor de que en aquella época no existían estadísticas que diferenciaran los rebotes defensivos de los ofensivos. A principios de los 70 las medias de rebotes se "humanizaron", lo cual en mi humilde opinión demuestra perfectamente que es dicha época la que debemos nombrar, y tener en cuenta, como el verdadero comienzo del baloncesto moderno.

Así que aquí solo vamos a repasar todos los datos que demuestran tal afirmación; que Moses Malone es el mejor reboteador ofensivo de la historia de nuestro deporte... Al lío:

> Lista de los máximos reboteadores ofensivos de la historia de la NBA:

1º - Moses Malone: 6731
2º - Robert Parish: 4598
3º - Buck Williams: 4526
4º - Dennis Rodman: 4329
5º - Charles Barkley: 4260

Destaca de forma tremenda que haya tan pocos rebotes de diferencia entre el 2º y el 3º, entre el 3º y el 4º o entre el 4º y el 5º, mientras que Moses le lleva 2129 de ventaja a Robert Parish, el segundo.

Si a esta lista le añadimos los rebotes ofensivos capturados en la ABA, el tremendo récord absoluto de Moses se dispara todavía más.

> Lista de los máximos reboteadores ofensivos de la historia de la NBA/ABA (combinadas):

1º - Moses Malone: 7382
2º - Artis Gilmore: 4816
3º - Robert Parish: 4598
4º - Buck Williams: 4526
5º - Dennis Rodman: 4329

Pero por si os queda algún tipo de duda, y teniendo en cuenta que estas listas históricas totales acostumbran a favorecer a jugadores que permanecieron más temporadas en activo con respecto a otros que tuvieron que retirarse antes, por el motivo que fuera, vamos con los récords individuales de rebotes ofensivos en un solo partido o temporada.

> Más temporadas liderando la NBA en rebotes ofensivos: Moses Malone (8)

> Más temporadas consecutivas liderando la NBA en rebotes ofensivos: Moses Malone (7)

> Media de rebotes ofensivos por partido (carrera) más alta de la historia: Moses Malone (5,1)

> Más rebotes ofensivos en una temporada: Moses Malone (587) en la temporada 1978-79

> Más rebotes ofensivos en un solo partido: Moses Malone (21) el 11 de Febrero de 1982

Como curiosidad añadir este par de récords que curiosamente no pertenecen a Moses.

> Más rebotes ofensivos en una media parte: Charles Barkley (13) el 4 de Marzo de 1987

> Más rebotes ofensivos en un solo cuarto: Charles Barkley (11) el 4 de Marzo de 1987 y Larry Smith (11) el 23 de Marzo de 1986

¿Todavía hay alguien que dude?

lunes, 5 de noviembre de 2012

Face to face 01: Magic Johnson & John Stockton... Y la visión de juego

Pocos jugadores han habido a lo largo de la historia del baloncesto, por no decir ninguno, con una visión de juego tan grande y absolutamente sublime como la de Earvin Johnson Jr. y John Houston Stockton. En mi opinión solo ha existido otro jugador que se les pueda llegar a comparar: Larry Joe Bird... Aunque no jugara de base. Luego, evidentemente, están jugadores como Steve Nash, Oscar Robertson o Jason Kidd, por poner solo tres ejemplos, pero en mi humilde opinión, por más grande que fuera su visión de juego, están situados en un segundo peldaño, tras el don innato y absolutamente descomunal de los tres primeros mencionados.

Aquí, en esta primera entrega de "Face to face", vamos a dejar aparte a Larry Legend y nos vamos a centrar en Magic y Stockton, puesto que ambos ocupaban la misma posición en la cancha, la de base, y centraban prioritariamente su juego en asistir y crear opciones de tiro fáciles para sus compañeros.





Tanto Earvin como John poseían una visión de juego privilegiada, que les otorgaba un control de la situación sobre la cancha prácticamente inhumano... O al menos fuera del alcance de los meros mortales. Iban siempre un paso por delante del resto y mientras otros bases ordenaban colocarse correctamente a sus compañeros, intentaban meter balones a los pívots o penetraban para tratar de romper defensas y así poder doblar balones a los tiradores o a algún compañero que quedara en buena posición cerca del aro, Earvin y John sacaban pases literalmente de una chistera y conseguían, a menudo, hacer llegar el balón al mejor destino posible haciéndolo pasar a través de toda la defensa rival. Ambos poseían una precisión tremenda y actuaban con una rapidez de manos tal que apenas le daban opción a las defensas rivales de poder cortar sus pases.

Pero con todas estas coincidencias entre ellos ¿cual era la diferencia?... Básicamente existen dos grandes diferencias, siempre refiriéndonos a su visión de juego y capacidad de pase (aquí no estamos comparando otros aspectos de su juego).

La primera y más obvia: la espectacularidad de Magic frente a la sobriedad de Stockton. No hace falta decir que Magic ha sido uno de los jugadores que más espectáculo ha dado sobre una cancha de baloncesto... Y como espectáculo me refiero a magia pura, no a despliegue de poderío físico en forma de mates demoledores o acrobacias infinitas en el aire. Magic podía realizar las acciones más espectaculares del partido sin despegar apenas los pies del suelo, basándose simplemente en su don innato para el espectáculo y esa capacidad inaudita para realizar el pase más preciso mientras miraba (y sonreía) a la octava fila del Great Western Forum. John Stockton, por su lado, era la antítesis del espectáculo. Jamás arriesgó lo más mínimo en acción alguna y si daba un pase sin mirar (que también los daba), era lo justo para engañar al defensor, pero de forma tan sutil que el público apenas apreciaba que había acabado de presenciar un "no looking pass".

La segunda y no tan obvia: la espontaneidad de Magic frente a la mayor y más estructurada lectura del juego de Stockton. Sí, en realidad esos dones innatos tan sensacionales de ambos partían de unas bases ciertamente distintas. Magic era, como su apodo bien indica, la magia pura. Agarraba el balón, lo comenzaba a botar y simplemente dejaba fluir su talento innato para crear juego. En ocasiones penetraba o realizaba sus típicos reversos y en plena carrera decidía, según las circunstancias, si culminar la penetración en forma de bandeja, doblar el balón a algún jugador interior bien situado, soltar el balón para un alley-oop de algún compañero o simplemente terminar la acción con un pase nunca visto que dejaba absolutamente vendidos a los defensores, pues por más empeño que ellos pusieran, eran simples humanos a merced de un don celestial. Tampoco es que Magic fuera todo improvisación, pues su conocimiento y capacidad de lectura del juego eran privilegiados, pero sí que es cierto que le daba mucha más cancha a la creatividad y a la fantasía.

Stockton, mucho más calculador y estratega, contemplaba su entorno cual mariscal de campo y en unas décimas de segundo comprendía perfectamente lo que allí iba a suceder y decidía cual era el sitio idóneo donde colocar el balón. Tal vez esto también podría considerarse improvisación, pero no lo era, simplemente su mente iba a más revoluciones que las del resto de jugadores (¡qué bien lo definía Andrés Montes!) y era capaz de adelantarse casi siempre a los demás. Precisamente por culpa de ese don (aunque dije que nos ceñiríamos exclusivamente a la visión de juego y capacidad de pase) Stockton es el líder histórico de la NBA en robos de balón, por delante de otros ilustres "ladrones" con físicos mucho más atléticos.

Dos grandes pasadores con estilos muy distintos, aunque igual de efectivos. Dos genios del baloncesto. Uno siempre al servicio de su equipo. El otro al servicio de su equipo y del público por igual... Y siempre con una sonrisa en la cara. Ambos, a su manera, han contribuido a hacer más grande nuestro deporte, pues la historia del baloncesto está forjada por mitos y leyendas.