martes, 17 de julio de 2018

Melodía de seducción


Era una noche calurosa, ambos estábamos en medio de la oscuridad, una oscuridad apenas rota por aquella luz que llegaba tenuemente hasta donde estábamos.


Todo era silencio, un silencio tan absoluto que incluso permitió que se escuchara el sonido de mis manos posándose suavemente sobre tu piel. Algo que, sin duda, llevaba tiempo deseando.


Tras unos dulces prolegómenos, llegó el momento, el momento en que ambos nos hicimos uno con la noche. Lo siguiente solo podría ser descrito como magia... una magia surgida de la más ferviente pasión.


Mis manos seguían acariciando tu piel, pero ya no de forma suave. La pasión se había desatado y mis dedos te agarraban con fuerza, dibujando, poco a poco, tus perfectas curvas.


Mientras las gotas de sudor bajaban lentamente por mi frente, me embriagó profundamente el olor de tu piel color canela... tanto que instintivamente te solté, aunque solo fuera por un momento, para contemplarte, para detenerme y decirme a mi mismo: Sí, todo esto es real.


Los músculos de mis brazos se tensaron mientras volvías a acercarte a mi pecho. Te agarré de nuevo con fuerza, pero a la vez con delicadeza... mientras, una gota de sudor descendió grácilmente por mi cara, hasta caer sobre tu piel, tan suave y áspera a la vez.








No hay comentarios: