A lo largo de esta temporada NBA, curso baloncestístico 2012-13, hemos asistido a varias comparaciones, de todos los tipos y colores... Comenzando por la enésima comparación entre LeBron James y Michael Jordan... Que ya cansa... Y terminando por la comparación entre los Miami Heat y otros grandes equipos de la historia, debido a la gran temporada regular realizada por éstos... Pasando por otro tipo de comparaciones más puntuales y/o ocasionales... De entre todas ellas, yo me voy a centrar en un puñado que me parecen especialmente interesantes y jugosas.
Me interesa mucho la comparación entre Carmelo Anthony y Bernard King, debido al impacto que Carmelo ha causado en el equipo de la gran manzana durante toda esta temporada. Por un lado es verdad que existen ciertos paralelismos, pues ambos provocaron un gran impacto en el juego de los Knickerbockers en sendas épocas donde los Knicks venían de temporadas de auténtico ostracismo y desesperación. También es acertada la comparación por el hecho de que Anthony juega de alero, como King, y al igual que él, posee un gran tiro y buenas cualidades para jugar en el poste bajo, de espaldas al aro. Todo parece indicar que la comparación es acertadísima, pero para mi existe una diferencia más que sustancial entre ambos, pues mientras que Carmelo, a pesar de ser un excelso anotador, se tira hasta las zapatillas y bate récords de tiros intentados por partido, Bernard King era un ejemplo sin igual de anotador compulsivo con grandes porcentajes y una ejemplar selección de tiro. Para mi, en ciertos aspectos, King es uno de los dos o tres anotadores más grandes que ha dado la historia del baloncesto, porque al contrario que otras grandes estrellas, cuando Nard anotaba 50 puntos era porque le habían entrado todos los tiros... O casi... No porque hubiera lanzado 35 veces a canasta, lo cual lamentablemente no se puede decir de Carmelo.
También veo muy interesante la comparación entre Derrick Rose y Michael Jordan... Pero no por estilo de juego, sino por la situación vivida por Rose a lo largo del último año, que se presta mucho a la comparación con la temporada 1985-86 de His Airness; Y no sólo por ser ambos las máximas estrellas de los Bulls de sus respectivas épocas, sino por las importantes lesiones que han marcado las mencionadas temporadas de ambos astros del baloncesto. La situación de Derrick ha llegado a levantar mucha controversia, especialmente a lo largo de estos últimos playoffs, con unos Bulls muy mermados que iban dando muestras de auténtico coraje partido sí y partido también, esperando a ver si su máxima estrella volvía a las canchas a tiempo para echarles un cable en el momento más complicado de la temporada... Sin que esto llegara a suceder en ningún momento, hasta que cayeron eliminados por los Miami Heat (la gracia está en que ya llevaba bastante tiempo entrenando).
En 1986, Jordan también vivió una terrible lesión que lo mantuvo apartado de las canchas durante prácticamente toda la temporada regular, pero contra todo pronóstico aceleró su recuperación, volvió unos días antes de que empezaran los playoffs, para comenzar a rodarse un poco, y finalmente, haciendo gala de su voraz y eterna hambre de victoria y de su espíritu hipercompetitivo, les endosó a los Celtics de Larry Bird y compañía unos míticos 63 puntos que todavía a día de hoy se mantienen como el récord absoluto de anotación en un partido de playoffs de la NBA (ya sabéis: ¡Esta noche Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto!)... Sé que este tipo de comparaciones son muy arriesgadas y que en este tipo de temas, nadie conoce mejor su estado físico y sus propias capacidades que uno mismo... Y evidentemente nadie está obligado a poner en peligro su propia carrera por una vuelta a las canchas precipitada... Pero no cabe duda que existe una diferencia bastante sustancial entre la mentalidad de Rose y la de Jordan... ¿O es algo muy influido por las distintas épocas y todo lo que se mueve a su alrededor?
La otra comparación que me viene en mente es entre Dwight Howard y Moses Malone, debido al tremendo alboroto que provocó el fichaje del primero por los Lakers. La verdad es que en este caso hay muchísimas coincidencias, pues Dwight llegó a los Lakers con el título honorífico de mejor pívot del mundo, como Moses cuando llegó a los Sixers en 1982. Llegó a L.A. tras pasar varios años en un equipo medio, los Orlando Magic, a los cuales llegó a liderar hasta unas finales de la NBA, exactamente como le ocurrió a Moses en los Houston Rockets. En Los Angeles, Dwight se unió a una auténtica leyenda viva del baloncesto (Kobe Bryant) y a un equipo que automáticamente pasó a ser el máximo favorito al título para muchos... Moses llegó a los Sixers para unirse a otra leyenda viva (Julius Erving) y automáticamente, éstos pasaron a ser los máximos favoritos... Pero hasta ahí las similitudes, pues el tremendo éxito inmediato de los Sixers de Moses contrasta con el fracaso rotundo de los Lakers de Dwight. De todos modos esos éxitos o fracasos no dependen de un sólo jugador, pues hay muchos factores influyentes y cada caso es distinto, con lo cual los tiros no van por donde algunos pensáis...
...Van en otra dirección, pues mientras que Dwight no cesó de sentirse incómodo por la falta de protagonismo en el equipo, de reclamar que el juego ofensivo se centrara más en él, y todavía a día de hoy, desde su situación de agente libre, está deshojando la margarita en función de qué equipo le podría brindar ser el principal gallito del corral y obtener un mayor protagonismo mediático en la plantilla, Moses llegó a los Sixers, no siendo solamente el mejor pívot del mundo, sino el mejor jugador de baloncesto del mundo en aquellos momentos, y contestándole a la prensa que le daba igual el número de balones que iba a recibir en el ataque de los Sixers; que él les había dicho a Julius y cia. que no se preocuparan por él, que tiraran cuando tuvieran que tirar y que él ya se dedicaría a luchar a muerte por cada rebote ofensivo... Esto no es una diferencia sustancial, sino más bien una diferencia descomunal y tremendamente definitoria.
El título del post habla sobre comparaciones odiosas, añadiendo: o no... No cabe duda que estas tres comparaciones que hemos analizado son, cada una a su manera, bastante odiosas... Pero para finalizar vamos con un par más de comparaciones que en este caso no son para nada odiosas, sino muy justas.
En las finales NBA 2013, Heat y Spurs nos han brindado un gran y emocionante espectáculo baloncestístico, amparado en dos estilos de juego diametralmente opuestos, que han venido a demostrar que ambos estilos son perfectamente válidos, si tienes los mimbres necesarios, para llevar a un equipo hasta lo más alto, y entre todos los grandes momentos y jugadores que hemos visto en estas finales, dos nombres destacan claramente por encima de todos los demás: LeBron James y Tim Duncan.
Por si quedaba alguna duda, LeBron ha demostrado al mundo que ya está plenamente en el olimpo de los más grandes, y a partir de ahora cualquier comparación con Michael Jordan puede considerarse plenamente acertada... ¿Pero qué digo, si siempre critico las eternas comparaciones entre Jordan y James?... Me explico: No me refiero a comparaciones de estilo de juego, pues a estas alturas ya hay que ser muy obtuso para continuar buscando al nuevo Jordan en LeBron, sino a nivel de grandes de todos los tiempos, de leyendas imperecederas del baloncesto, donde la comparación no es sólo con Jordan, sino también con Magic y Larry.
Por último, y hablando de los más grandes de todos los tiempos, me parece oportunísimo comparar a Tim Duncan con Kareem Abdul-Jabbar, y no solo por sobriedad, clase y estilo de juego, donde existen varias similitudes, a pesar también de ciertas diferencias, sino por el tremendo nivel que ha estado mostrando Duncan, a sus 36 años (37 desde el 25 de Abril), durante toda la temporada... Incluidos los playoffs... Incluida la final... Lo cual nos lleva hasta le temporada 1984-85, donde un Abdul-Jabbar de 37 años cuajó también un enorme año... Incluidos también los playoffs... Incluida también la final, donde a sus 38 recién cumplidos se convirtió en el MVP de las finales NBA de mayor edad de la historia... Jabbar y Duncan, sin duda alguna, dos de una misma especie.
¿Son estas comparaciones odiosas?... Sí, las tres primeras, pero no las dos últimas.
Me interesa mucho la comparación entre Carmelo Anthony y Bernard King, debido al impacto que Carmelo ha causado en el equipo de la gran manzana durante toda esta temporada. Por un lado es verdad que existen ciertos paralelismos, pues ambos provocaron un gran impacto en el juego de los Knickerbockers en sendas épocas donde los Knicks venían de temporadas de auténtico ostracismo y desesperación. También es acertada la comparación por el hecho de que Anthony juega de alero, como King, y al igual que él, posee un gran tiro y buenas cualidades para jugar en el poste bajo, de espaldas al aro. Todo parece indicar que la comparación es acertadísima, pero para mi existe una diferencia más que sustancial entre ambos, pues mientras que Carmelo, a pesar de ser un excelso anotador, se tira hasta las zapatillas y bate récords de tiros intentados por partido, Bernard King era un ejemplo sin igual de anotador compulsivo con grandes porcentajes y una ejemplar selección de tiro. Para mi, en ciertos aspectos, King es uno de los dos o tres anotadores más grandes que ha dado la historia del baloncesto, porque al contrario que otras grandes estrellas, cuando Nard anotaba 50 puntos era porque le habían entrado todos los tiros... O casi... No porque hubiera lanzado 35 veces a canasta, lo cual lamentablemente no se puede decir de Carmelo.
También veo muy interesante la comparación entre Derrick Rose y Michael Jordan... Pero no por estilo de juego, sino por la situación vivida por Rose a lo largo del último año, que se presta mucho a la comparación con la temporada 1985-86 de His Airness; Y no sólo por ser ambos las máximas estrellas de los Bulls de sus respectivas épocas, sino por las importantes lesiones que han marcado las mencionadas temporadas de ambos astros del baloncesto. La situación de Derrick ha llegado a levantar mucha controversia, especialmente a lo largo de estos últimos playoffs, con unos Bulls muy mermados que iban dando muestras de auténtico coraje partido sí y partido también, esperando a ver si su máxima estrella volvía a las canchas a tiempo para echarles un cable en el momento más complicado de la temporada... Sin que esto llegara a suceder en ningún momento, hasta que cayeron eliminados por los Miami Heat (la gracia está en que ya llevaba bastante tiempo entrenando).
En 1986, Jordan también vivió una terrible lesión que lo mantuvo apartado de las canchas durante prácticamente toda la temporada regular, pero contra todo pronóstico aceleró su recuperación, volvió unos días antes de que empezaran los playoffs, para comenzar a rodarse un poco, y finalmente, haciendo gala de su voraz y eterna hambre de victoria y de su espíritu hipercompetitivo, les endosó a los Celtics de Larry Bird y compañía unos míticos 63 puntos que todavía a día de hoy se mantienen como el récord absoluto de anotación en un partido de playoffs de la NBA (ya sabéis: ¡Esta noche Dios se ha disfrazado de jugador de baloncesto!)... Sé que este tipo de comparaciones son muy arriesgadas y que en este tipo de temas, nadie conoce mejor su estado físico y sus propias capacidades que uno mismo... Y evidentemente nadie está obligado a poner en peligro su propia carrera por una vuelta a las canchas precipitada... Pero no cabe duda que existe una diferencia bastante sustancial entre la mentalidad de Rose y la de Jordan... ¿O es algo muy influido por las distintas épocas y todo lo que se mueve a su alrededor?
La otra comparación que me viene en mente es entre Dwight Howard y Moses Malone, debido al tremendo alboroto que provocó el fichaje del primero por los Lakers. La verdad es que en este caso hay muchísimas coincidencias, pues Dwight llegó a los Lakers con el título honorífico de mejor pívot del mundo, como Moses cuando llegó a los Sixers en 1982. Llegó a L.A. tras pasar varios años en un equipo medio, los Orlando Magic, a los cuales llegó a liderar hasta unas finales de la NBA, exactamente como le ocurrió a Moses en los Houston Rockets. En Los Angeles, Dwight se unió a una auténtica leyenda viva del baloncesto (Kobe Bryant) y a un equipo que automáticamente pasó a ser el máximo favorito al título para muchos... Moses llegó a los Sixers para unirse a otra leyenda viva (Julius Erving) y automáticamente, éstos pasaron a ser los máximos favoritos... Pero hasta ahí las similitudes, pues el tremendo éxito inmediato de los Sixers de Moses contrasta con el fracaso rotundo de los Lakers de Dwight. De todos modos esos éxitos o fracasos no dependen de un sólo jugador, pues hay muchos factores influyentes y cada caso es distinto, con lo cual los tiros no van por donde algunos pensáis...
...Van en otra dirección, pues mientras que Dwight no cesó de sentirse incómodo por la falta de protagonismo en el equipo, de reclamar que el juego ofensivo se centrara más en él, y todavía a día de hoy, desde su situación de agente libre, está deshojando la margarita en función de qué equipo le podría brindar ser el principal gallito del corral y obtener un mayor protagonismo mediático en la plantilla, Moses llegó a los Sixers, no siendo solamente el mejor pívot del mundo, sino el mejor jugador de baloncesto del mundo en aquellos momentos, y contestándole a la prensa que le daba igual el número de balones que iba a recibir en el ataque de los Sixers; que él les había dicho a Julius y cia. que no se preocuparan por él, que tiraran cuando tuvieran que tirar y que él ya se dedicaría a luchar a muerte por cada rebote ofensivo... Esto no es una diferencia sustancial, sino más bien una diferencia descomunal y tremendamente definitoria.
El título del post habla sobre comparaciones odiosas, añadiendo: o no... No cabe duda que estas tres comparaciones que hemos analizado son, cada una a su manera, bastante odiosas... Pero para finalizar vamos con un par más de comparaciones que en este caso no son para nada odiosas, sino muy justas.
En las finales NBA 2013, Heat y Spurs nos han brindado un gran y emocionante espectáculo baloncestístico, amparado en dos estilos de juego diametralmente opuestos, que han venido a demostrar que ambos estilos son perfectamente válidos, si tienes los mimbres necesarios, para llevar a un equipo hasta lo más alto, y entre todos los grandes momentos y jugadores que hemos visto en estas finales, dos nombres destacan claramente por encima de todos los demás: LeBron James y Tim Duncan.
Por si quedaba alguna duda, LeBron ha demostrado al mundo que ya está plenamente en el olimpo de los más grandes, y a partir de ahora cualquier comparación con Michael Jordan puede considerarse plenamente acertada... ¿Pero qué digo, si siempre critico las eternas comparaciones entre Jordan y James?... Me explico: No me refiero a comparaciones de estilo de juego, pues a estas alturas ya hay que ser muy obtuso para continuar buscando al nuevo Jordan en LeBron, sino a nivel de grandes de todos los tiempos, de leyendas imperecederas del baloncesto, donde la comparación no es sólo con Jordan, sino también con Magic y Larry.
Por último, y hablando de los más grandes de todos los tiempos, me parece oportunísimo comparar a Tim Duncan con Kareem Abdul-Jabbar, y no solo por sobriedad, clase y estilo de juego, donde existen varias similitudes, a pesar también de ciertas diferencias, sino por el tremendo nivel que ha estado mostrando Duncan, a sus 36 años (37 desde el 25 de Abril), durante toda la temporada... Incluidos los playoffs... Incluida la final... Lo cual nos lleva hasta le temporada 1984-85, donde un Abdul-Jabbar de 37 años cuajó también un enorme año... Incluidos también los playoffs... Incluida también la final, donde a sus 38 recién cumplidos se convirtió en el MVP de las finales NBA de mayor edad de la historia... Jabbar y Duncan, sin duda alguna, dos de una misma especie.
¿Son estas comparaciones odiosas?... Sí, las tres primeras, pero no las dos últimas.
12 comentarios:
Maverik says,
Magnífico analisis aunq yo me niego a comparar dioses con asquerosos. Caramelo, Derrick y Dwight no merecen compartir ni una frase con King, Jordan y Moses. Bueno, a decir verdad, la comparación Carmaelo-King me ha encantado. Las otras dos no. Jordan y Moses fueron dioses. Derrick y Howard saben hacer cosillas en una cancha pero vamos, jamás han sido determinantes y mucho menos dioses.
Saludos cracks
Ya sabes Mo que las comparacione son el caldo de las disputas, pero también del divertimento, pues cada uno aporta su opinión y costará que se pueda contradecir salvo si se acude a datos objetivos. Todo lo que tenga que ver con el sentimiento y la subjetividad siempre dará lugar a controversia.
En cuanto a las comparaciones que aportas, pondré algo de salsa...
Para mí, Melo es mejor que King. Si los porcentajes del último fueron mejores es simplemente porque las defensas de uno y otro no son comparables. Son baloncestos distintos.
La de Jordan y Rose, si es por el hecho de que uno volvió tras lesión grave y otro no, bueno, son consideraciones de salud y tampoco se puede entrar mucho en ello. Habrá que desear que Rose vuelva cuando se considere preparado, y que podamos seguir disfrutándolo.
La de Howard y Malone, por una cuestión de equipos tampoco es tan comparable. Aquellos Sixers no tuvieron un cambio de entrenador al inicio de temporada y no pasó problemas de lesiones como el cursos pasado en Lakers, además de que no se tuvieron que adaptar otros fichajes como Nash.
Si es una cuestión de jugadores, prefiero la cabeza de Moses sin duda. Pero en cuanto a equipos la situación insisto, es difícil de comparar.
En cuanto a lo de LeBron, como bien dices, ya es cansino. No tengo dudas que está ya entre los más grandes de la historia, y así sería aunque no hubiese ganado el campeonato esta temporada con los Heat. Y al respecto de comparaciones con Jordan y tal, en fin, hartito estoy de considerar a LeBron como a otros, mejores que él, pero decir eso parece sacrílego y no entiendo porqué. Otra cosa es que guste más o menos un estilo u otro. Al respecto, sin duda leer el artículo del gran Gonzalo Vázquez que se explica mejor que yo, aunque seguro que ya lo habrás leido: http://es.eurosport.yahoo.com/blogs/la-unidad/enfermiza-resistencia-014326883.html
Y sobre Duncan-Jabbar, siendo como soy seguidor acérrimo de Kareem, no tengo ninguna duda que es una comparación muy acertada, e incluso no me dolería oír, aunque yo lo niegue, que Big Fundamentals está incluso por encima de él. Un Old School extraordinario. No me caso de verle en la pista, y espero que así sea por muchos años más.
Saludos.
Seré lo más sincero que pueda:
- A Carmelo le falta mucha "aura" para canviar a estos Knicks, la comparación es odiosa, porque veo muy poco en común en lo que aportan uno y otro.
- Rose con Air .... mejor me callo.
- Por encima de todas, la comparación más odiosa, absurda y otros calificativos más desagradables es comparar a Howard con Moses .... como diria Joan Gaspart " ¡¡¡Per caritat humana ... ¡¡¡ " un tipo que solo machaca, pone tapones (eso sí) tiene un juego de espaldas al aro un tanto escaso, no tiene tiro de 3 0 4 metros y se casca cada mandarina lanzando personales ... ¿me lo quereís comparar con Moses?
Esto es la leche ¡¡¡
Sobre Lebron, puedo compartir, entender y acactar de que entraráen el olimpo ... pero sigue sin gustarme.
En canvio, Tim es de total agrado de un servidor.
Esto es lo que pienso y así lo digo.
Gracias, Mav.
Bueno, no cabe duda que ni Derrick ni Dwight pueden compararse con Michael y Moses, de todos modos la comparación venía por similitud de situaciones y escenarios, con Derrick y MJ compartiendo situación, lesión grave y equipo, los Bulls, y Moses y Dwight compartiendo la situación del fichaje por un gran equipo con el título de mejores pívots del mundo bajo el brazo, cada uno en su época, y de la casualidad que ambos llegaron tras llevar a un equipo "menor" hasta unas finales de la NBA; perdiéndola en ambos casos...
Saludos.
Saludos, Jorge.
Como tu bien dices, hay mucho de sentimiento y percepciones personales en estas cosas, no obstante discrepo contigo en lo de Melo y Nard, pues a mi Carmelo nunca me ha demostrado que sea mejor que King, para nada... En todo caso es superior en términos físico-atléticos, como Howard es superior a Moses en ese aspecto, y como todos los jugadores actuales lo son con respecto a los de hace 30 años, pero eso para mi no es nada, pues si King (o Moses, o Magic, o English, o...) jugaran en la actualidad tendrían la condición física acorde a los jugadores de ahora.
Sobre lo de Moses y Dwight, ya destaco que no quiero hacer hincapié en el fracaso de los Lakers, pues en eso influyen muchísimos factores, algunos incluso ajenos a Howard. Lo que destaco especialmente en la comparación es la diferencia de mentalidades entre uno y otro al llegar a sus nuevos equipos.
Estoy plenamente de acuerdo contigo en lo de que cuantos más años podamos seguir disfrutando del talento y la clase de Tim mejor...
Saludos, Costas.
Directo y tajante, sin duda...
Queda claro que Moses no admite comparación posible con Howard, por más que actualmente se quiera vender a Dwight como el gran center dominante de los últimos tiempos en la NBA... Lo cual es perfecta muestra de lo mal que ha estado últimamente la posición de pívot en la mejor liga del mundo.
¿Moses con Howard?, ¿con el Howard de LA?, ¿el que apodan "superman"? ...no, no debo de estar equivocado, seguro que hablas de otro Howard ;-P
Saludos, Marcos.
Mmmmmmmmmm... No, tal vez era este otro Howard:
http://i24.photobucket.com/albums/c16/nirdle_phogi/26991794.jpg
Maverik says,
La comparación Duncan-Kareem me ha parecido sublime. Y como el gran Jorge(alerotirador), servidor cree que es posible incluso considerar mejor a Duncan. No a nivel individual pero sí a nivel de intangibles y liderazgo. Pq más allá de sus fundamentos, Duncan es un genio en hacer funcionar los equipos y hacer mejores a sus compañeros.
Saludos
Bueno, siempre serán muy difíciles estas comparaciones, pero está claro que en el caso de Duncan no desmerece en ninguna comparación posible y queda más que claro y requeteclaro que está, cuanto menos, a la altura de los más grandes entre los grandes.
Saludos.
Felicidades por el post Mo, me ha encantado, y además, estoy totalmente de acuerdo contigo.
Ni Rose, ni Howard, ni Carmelo merecen ser comparados con Jordan, Moses ni Bernard King, aunque de esos tres primeros he de reconocer que Carmelo me gusta como jugador, aunque meterlo en las zapatillas de Bernard King le viene muy grande, ya no solo por los porcentajes de uno y otro, sino porque en pocos jugadores de la historia del baloncesto he visto la facilidad anotadora de Bernard King.
Recientemente he tenido la oportunidad de ver los tres últimos partidos de esa mítica primera ronda ante Detroit Pistons, y lo que hace King ahí está al alcance de muy, muy, muy pocos jugadores.
Un tío que te recibe el balón en el poste bajo, y que da igual la estatura del defensor, porque, por un lado ves que siempre tiene ventaja, y por otro lado sabes que va a hacer siempre lo mismo, y el resultado va a ser siempre el mismo: recibir al poste, hacerse sitio con su enorme culo, dar una media vuelta a la velocidad de Flash y tirar y anotar a la misma velocidad. Para mí, eso es ser un puto crack.
En el caso de Lebron, reconociendo que no me gusta como jugador(más por motivos estéticos y porque no me cae bien que por motivos estrictamente baloncestísticos), es sin ningún género de dudas el mejor jugador del mundo actualmente y el más determinante. Fobias y filias aparte, es uno de los grandes, y su lugar en el Olimpo es absolutamente merecido. Fuera de eso, reconozco que hubiera preferido el quinto anillo de Duncan al segundo de Lebron.
Duncan, merece la comparación con cualquiera de los grandes, sin ningún género de dudas. Hemos sido afortunados por haberle podido verle jugar temporada tras temporada.
Saludos.
Muchas gracias, Jaime.
Como tu bien dices, lo de Bernard King era puro talento... Daba igual que el defensor supiera lo que iba a intentar hacer; él lo hacía y punto. Eso es algo que también se ha dicho mucho de Larry Bird... Sabías lo que haría, tratabas de pararlo, pero al final te lo hacía igualmente y te quedabas con cara de tonto... A eso se le llama talento puro.
Saludos.
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