Anécdotas y divagaciones baloncestísticas: sobre el juego interior, los movimientos de pies, Audie Norris y otras cosillas...

Durante los dos últimos meses, he estado viviendo un experiencia interesante con mi hijo mayor. Tiene 16 años y juega a baloncesto en un equipo, el CB Santpedor; esta es su segunda temporada en el club, primera en categoría junior y con el nuevo entrenador se ha encontrado con un "extraño problema", que lo hace jugar de pívot.

Jamás había jugado de espaldas al aro (aparte de una pequeña y corta experiencia el año pasado); con cerca de 1,80 m. de altura, había jugado de alero e incluso de base, pero jamás de pívot. El año pasado, en categoría cadete, comenzó jugando de alero, en algunos momentos de la temporada jugó minutos sueltos de pívot (o ala-pívot) debido a la falta de hombres altos en el equipo; pero eran momentos concretos mientras alguno de los dos únicos pívots puros descansaban, luego volvía a su posición exterior; por decirlo de alguna manera era usado de comodín, más que nada por su intensidad, ya que siendo alero y midiendo menos de 1,80 m., solía coger más rebotes que los pívots. Y terminó la temporada jugando incluso algunos partidos como base, ya que el equipo también tenía ciertas carencias en esa posición y en algunos partidos donde el equipo contrario presionaba bastante en defensa, no había quién subiera el balón en condiciones.

Pero la temporada pasada terminó, buena parte de ese equipo ha subido a categoría junior, concretamente al junior B y se han mezclado con unos cuantos juniors de 2º año que básicamente han sido los descartes del junior A, que este año han formado un gran equipo y están jugando en preferente. En definitiva se podría decir que el equipo está formado aproximadamente por un 60% de cadetes que han pasado a juniors y un 40% de juniors de 2º año, más una nueva incorporación que el año pasado jugaba en el junior del Manresa, con el hermano de Serge Ibaka y compañía.

Todos los problemas han llegado a razón de que el entrenador, al tratar de conjuntar este nuevo equipo y de buscar el rol de cada jugador (básicamente de los "nuevos", ya que los de segundo año juegan en sus posiciones habituales), ha optado por cambiar las posiciones en las que venían jugando habitualmente varios jugadores; uno que el año pasado jugaba de base ahora es alero, otro que era alero ahora es base, uno que era pívot/ala-pívot ahora juega de alero y a mi hijo le toca jugar de pívot gracias a que jugando de alero capturaba muchos rebotes, algo que no hacían otros que jugaban de pívot. El problema es que el entrenador lo hace jugar de pívot, él nunca había jugado de espaldas al aro y encima ¡¡en ningún momento le ha enseñado ningún movimiento de pívot ni como jugar al poste bajo!!...

Así que yo le dije..., vamos a hacer unos clínics apresurados de movimientos de pies en el poste bajo; y dicho y hecho, nos dedicamos durante varios días a visionar vídeos de grandes maestros de la pintura, prestando especial atención a la colocación y a los movimientos de pies; además de llevarlos a la práctica sobre el terreno, claro...

El principal problema era ¿que grandes jugadores serían los ideales para que un chaval que no es muy alto y que debe jugar por dentro pueda aprender?; automáticamente descarté a Kareem Abdul-Jabbar y a Shaquille O'Neal, porque su superioridad física y de altura para con la mayoría de sus defensores no los hacían precisamente ejemplos ideales (a mi hijo, normalmente lo defienden chavales que le sacan toda la cabeza). Con lo que finalmente me quedé principalmente con vídeos de Hakeem Olajuwon, Moses Malone, Kevin McHale y Chris Webber, aunque viéramos también cosillas de otros jugadores. Hakeem fue evidentemente un ejemplo perfecto, porque sus movimientos de pies son la quintaesencia y verlo jugar es como asistir a un clínic. De Moses Malone también aprendió muchas cosas, como la colocación para el rebote ofensivo y el hecho de ver como un center como Moses, tras recibir en el poste bajo, muchas veces pivotaba con el pie más exterior y se situaba de cara al aro ante su defensor, algo que a él le resulta más cómodo. Kevin McHale es otro ejemplo de clínic de movimientos de pies, mejor incluso que el de Hakeem, ya que mi hijo no es un fenómeno atlético como Olajuwon (como casi nadie) y así le demostré que un jugador que no era precisamente muy atlético ni muy rápido, podía ser un fenómeno con sus movimientos de pies. De Chris Webber también se pueden aprender muchas cosas, era todo clase, podía jugar de espaldas al aro con envidiables movimientos, podía jugar de cara al aro si quería y era un enorme pasador desde el poste (y desde cualquier sitio).

Lo curioso es que tras analizar a todos estos cracks del poste bajo, centrarme en los que a mi me pareció que podían ser unos mejores ejemplos para él y descartar a otros por no serlo tanto, me di cuenta de que uno de los mejores ejemplos posibles para él, por encima de grandes mitos de la historia de la NBA, era ni más ni menos que Audie Norris. Norris no era excesivamente alto, muchas veces era defendido por jugadores más altos que él y su calidad tanto de movimientos de pies como en colocación para el rebote e incluso como pasador era sublime. Con esto solo pretendo reivindicar la figura de este superclase que "gracias" a sus rodillas de cristal, tuvimos la suerte de poderlo disfrutar durante varios años en nuestro país.

PD: La historia continua, de vez en cuando aun vamos viendo algún vídeo interesante en plan clínic y debo decir que para lo nulo que era hace menos de dos meses jugando de espaldas al aro, ha aprendido mucho. Ahora su principal problema es el típico que atormenta a muchos pívots, que le cuesta lo indecible que le lleguen balones en condiciones, cuando no se la casca el base se la casca el alero y apenas les llegan algunos balones a dos jugadores interiores, a uno que es junior de 2º año y que goza de la confianza del base (que también es junior de 2º) y a la nueva incorporación, que es un chaval alto (el más alto del equipo) y con una gran envergadura de brazos, con lo que cuando pide el balón es casi un delito no pasársela. Pero en fin, hay que seguir trabajando...