Este pasado Domingo nos dejó un mito del baloncesto. Alfonso Martínez Gómez (Zaragoza, 24-1-1937 - Barcelona, 17-4-2011) pasó a mejor vida, dejando atrás muchos momentos históricos para el baloncesto español.
Lo que a mí no deja de sorprenderme es la poca repercusión de esta triste noticia; al menos más allá de las reseñas de rigor en los medios de comunicación mas o menos importantes del país. Desde el pasado Domingo, he estado esperando a ver si llegaban posts sobre él en algunos blogs, especialmente en los más centrados en la actualidad del baloncesto... pero nada. Y digo que no deja de sorprenderme, porque Alfonso (Fonso para los amigos) Martínez, pívot de 1,94 m. de altura, ha sido una de las estrellas más grandes y determinantes que hayan existido jamás en toda la historia de nuestro baloncesto.

Alfonso Martínez debutó junto a la Liga Nacional de baloncesto (posteriormente renombrada como ACB); y digo junto, porque disputó la primera temporada oficial de dicha liga, la 1956-57 (con el Real Madrid) y la siguió disputando hasta la temporada 1975-76 (con el C.B. Breogan), cuando puso punto y final a su carrera. Nada más y nada menos que 19 temporadas (sólo superado por Joan Creus). En total llegó a jugar con el Real Madrid, F.C. Barcelona, Joventut, Picadero, Mataró y Breogán.
La importancia y el dominio de Alfonso en su época fueron abrumadores; basta con decir que sus primeras dos temporadas en la élite del baloncesto español las disputó con el Real Madrid y en ambas temporadas el Real Madrid fue campeón de liga y Alfonso el máximo anotador de la competición. A la siguiente temporada fichó por el F.C. Barcelona y el Barça ganó la liga. Fue nuestro George Mikan particular, nuestra primera gran estrella y el primer gran dominador del baloncesto en nuestro país.

Sí, fue nuestro George Mikan. ¿O sería mejor decir nuestro Wilt Chamberlain?, lo digo porque el dominio que ejerció en su época es comparable a muy pocos jugadores a lo largo de la historia de la Liga Nacional/ACB. Alfonso era una máquina de anotar y de rebotear; fue el máximo anotador de la liga en tres ocasiones (1957, 58 y 67), máximo reboteador del Europeo de Helsinki en 1967 (algo que sólo han conseguido otros dos jugadores españoles, Antonio Martín y Pau Gasol), el único jugador en llegar a ser campeón de la Liga Nacional/ACB con tres equipos distintos (Real Madrid, Barça y Joventut) y campeón de la Copa ¡¡con cuatro equipos distintos!! (los tres antes citados y el Picadero).
Maño de nacimiento, pero catalán de corazón, Alfonso siempre dijo que de todos los clubes con los que jugó, con el que se ha sentido siempre más identificado, por filosofía, trabajo de cantera, etc... es con el Joventut de Badalona. Allí marcó una época junto al gran Nino Buscató (1 Liga y 1 Copa), al cual siempre ha considerado como el mejor jugador de baloncesto de aquella época.

Alfonso fue 146 veces internacional, pero lo cierto es que podría haberlo sido muchas más veces, ya que debido a su peculiar carácter y a la relación que tuvo con algunos seleccionadores, declinó participar en algún que otro torneo internacional o europeo. Al Europeo de 1965, por ejemplo, no fue por que no quiso. El seleccionador nacional en aquella época era Pedro Ferrándiz, quién acostumbraba a organizar concentraciones muy largas y Alfonso simplemente soltó la primera excusa que le pasó por la cabeza y no fue, así de simple; así era él. Sin él, España quedó undécima, lo que le costó el cargo al seleccionador. Y es que Alfonso tiene anécdotas de este tipo como para escribir un libro.
En total disputó cinco Europeos (1959, 61, 63, 67 y 69), un Mundial (1966) y dos JJ.OO. (1960 y 68). Siempre dijo, con su habitual desparpajo, pero totalmente convencido de ello, que no le dejaron disputar más partidos con la selección porque debido a las normas de aquella época, si hubiese llegado a los 150 partidos como internacional, le tendrían que haber regalado un coche y así se lo ahorraron.

Lo cierto es que fue tan grande como jugador de baloncesto dentro de las canchas, como controvertido y rebelde para con los clubes, entrenadores y sistemas disciplinarios. A Alfonso le gustaba la fiesta y era habitual que en plena concentración, fuera con su equipo o con la selección, se largara por la noche para no volver a aparecer hasta las 7 o las 8 de la mañana. Varios de los problemas que tuvo en la selección nacional vinieron a raíz de ello. Sin duda esto es otro ingrediente que lo convierte en mito... ¿Cuantos posts e historias varias han inspirado jugadores controvertidos y contrastados por su calidad y rebeldía a la par como Spencer Haywood, Dennis Rodman o Allen Iverson?. Pues aquí tenemos a nuestro gran mito, dominador como prácticamente nadie más y a la vez rebelde y terco como pocos... y nada, apenas unas cuantas reseñas de que ha fallecido uno de nuestros históricos y punto.

Es cierto que ser un pívot tan dominante y un reboteador tan excelso con apenas 1,94 cm. de altura es increíble, pero también hay que aclarar que en aquellos inicios de nuestra liga, pocos pívots alcanzaban el 1,90. Con la posterior llegada de Clifford Luyk todo cambió... De todos modos Alfonso continuó siendo un jugador dominante, con Clifford o sin Clifford. En el Europeo de 1967, por ejemplo, sí tuvo que lidiar con pívots de mucho más de dos metros de altura y terminó como máximo reboteador del torneo. Alfonso Martínez ha sido nuestra Scoring-Rebounding Machine particular; a él le debemos mucho de lo que vino después.
Sin duda debemos aprender de los errores; en muchísimas ocasiones he leído (e incluso participado en ellos) posts/debates acerca de lo poco que la ACB cuida su historia en comparación a la NBA. Que no aprendemos, que no existen camisetas de Epi, Fernando Martín o Villacampa, mientras que en los USA puedes encontrar sin demasiados problemas las de Magic, Larry Bird o Julius Erving. Lo cierto es que debemos comenzar desde abajo, rindiendo homenaje a nuestros mitos; y mitos del calibre de Alfonso Martínez hemos tenido muy pocos, por no decir prácticamente ninguno.
Lo que a mí no deja de sorprenderme es la poca repercusión de esta triste noticia; al menos más allá de las reseñas de rigor en los medios de comunicación mas o menos importantes del país. Desde el pasado Domingo, he estado esperando a ver si llegaban posts sobre él en algunos blogs, especialmente en los más centrados en la actualidad del baloncesto... pero nada. Y digo que no deja de sorprenderme, porque Alfonso (Fonso para los amigos) Martínez, pívot de 1,94 m. de altura, ha sido una de las estrellas más grandes y determinantes que hayan existido jamás en toda la historia de nuestro baloncesto.

Alfonso Martínez debutó junto a la Liga Nacional de baloncesto (posteriormente renombrada como ACB); y digo junto, porque disputó la primera temporada oficial de dicha liga, la 1956-57 (con el Real Madrid) y la siguió disputando hasta la temporada 1975-76 (con el C.B. Breogan), cuando puso punto y final a su carrera. Nada más y nada menos que 19 temporadas (sólo superado por Joan Creus). En total llegó a jugar con el Real Madrid, F.C. Barcelona, Joventut, Picadero, Mataró y Breogán.
La importancia y el dominio de Alfonso en su época fueron abrumadores; basta con decir que sus primeras dos temporadas en la élite del baloncesto español las disputó con el Real Madrid y en ambas temporadas el Real Madrid fue campeón de liga y Alfonso el máximo anotador de la competición. A la siguiente temporada fichó por el F.C. Barcelona y el Barça ganó la liga. Fue nuestro George Mikan particular, nuestra primera gran estrella y el primer gran dominador del baloncesto en nuestro país.

Sí, fue nuestro George Mikan. ¿O sería mejor decir nuestro Wilt Chamberlain?, lo digo porque el dominio que ejerció en su época es comparable a muy pocos jugadores a lo largo de la historia de la Liga Nacional/ACB. Alfonso era una máquina de anotar y de rebotear; fue el máximo anotador de la liga en tres ocasiones (1957, 58 y 67), máximo reboteador del Europeo de Helsinki en 1967 (algo que sólo han conseguido otros dos jugadores españoles, Antonio Martín y Pau Gasol), el único jugador en llegar a ser campeón de la Liga Nacional/ACB con tres equipos distintos (Real Madrid, Barça y Joventut) y campeón de la Copa ¡¡con cuatro equipos distintos!! (los tres antes citados y el Picadero).
Maño de nacimiento, pero catalán de corazón, Alfonso siempre dijo que de todos los clubes con los que jugó, con el que se ha sentido siempre más identificado, por filosofía, trabajo de cantera, etc... es con el Joventut de Badalona. Allí marcó una época junto al gran Nino Buscató (1 Liga y 1 Copa), al cual siempre ha considerado como el mejor jugador de baloncesto de aquella época.

Alfonso fue 146 veces internacional, pero lo cierto es que podría haberlo sido muchas más veces, ya que debido a su peculiar carácter y a la relación que tuvo con algunos seleccionadores, declinó participar en algún que otro torneo internacional o europeo. Al Europeo de 1965, por ejemplo, no fue por que no quiso. El seleccionador nacional en aquella época era Pedro Ferrándiz, quién acostumbraba a organizar concentraciones muy largas y Alfonso simplemente soltó la primera excusa que le pasó por la cabeza y no fue, así de simple; así era él. Sin él, España quedó undécima, lo que le costó el cargo al seleccionador. Y es que Alfonso tiene anécdotas de este tipo como para escribir un libro.
En total disputó cinco Europeos (1959, 61, 63, 67 y 69), un Mundial (1966) y dos JJ.OO. (1960 y 68). Siempre dijo, con su habitual desparpajo, pero totalmente convencido de ello, que no le dejaron disputar más partidos con la selección porque debido a las normas de aquella época, si hubiese llegado a los 150 partidos como internacional, le tendrían que haber regalado un coche y así se lo ahorraron.

Lo cierto es que fue tan grande como jugador de baloncesto dentro de las canchas, como controvertido y rebelde para con los clubes, entrenadores y sistemas disciplinarios. A Alfonso le gustaba la fiesta y era habitual que en plena concentración, fuera con su equipo o con la selección, se largara por la noche para no volver a aparecer hasta las 7 o las 8 de la mañana. Varios de los problemas que tuvo en la selección nacional vinieron a raíz de ello. Sin duda esto es otro ingrediente que lo convierte en mito... ¿Cuantos posts e historias varias han inspirado jugadores controvertidos y contrastados por su calidad y rebeldía a la par como Spencer Haywood, Dennis Rodman o Allen Iverson?. Pues aquí tenemos a nuestro gran mito, dominador como prácticamente nadie más y a la vez rebelde y terco como pocos... y nada, apenas unas cuantas reseñas de que ha fallecido uno de nuestros históricos y punto.

Es cierto que ser un pívot tan dominante y un reboteador tan excelso con apenas 1,94 cm. de altura es increíble, pero también hay que aclarar que en aquellos inicios de nuestra liga, pocos pívots alcanzaban el 1,90. Con la posterior llegada de Clifford Luyk todo cambió... De todos modos Alfonso continuó siendo un jugador dominante, con Clifford o sin Clifford. En el Europeo de 1967, por ejemplo, sí tuvo que lidiar con pívots de mucho más de dos metros de altura y terminó como máximo reboteador del torneo. Alfonso Martínez ha sido nuestra Scoring-Rebounding Machine particular; a él le debemos mucho de lo que vino después.
Sin duda debemos aprender de los errores; en muchísimas ocasiones he leído (e incluso participado en ellos) posts/debates acerca de lo poco que la ACB cuida su historia en comparación a la NBA. Que no aprendemos, que no existen camisetas de Epi, Fernando Martín o Villacampa, mientras que en los USA puedes encontrar sin demasiados problemas las de Magic, Larry Bird o Julius Erving. Lo cierto es que debemos comenzar desde abajo, rindiendo homenaje a nuestros mitos; y mitos del calibre de Alfonso Martínez hemos tenido muy pocos, por no decir prácticamente ninguno.
* Post sobre Alfonso en el blog Sobre la Bocina.