miércoles, 26 de abril de 2023

LA EVOLUCIÓN DE LA NBA ACTUAL, EXPLICADA PARA TODOS... (Una tesis largo tiempo prometida)

Este es un artículo que llevaba muchísimo tiempo retozando en mi cabeza, un escrito que os llegué a prometer a principios de la etapa "Fo Fo Fo 2.0" y que, por el motivo que fuere, siempre se fue postergando, hasta terminar congelado, incluso olvidado, indefinidamente. El hecho de haber iniciado esta nueva etapa en el blog, con fuerzas renovadas, después de varios años de la versión 2.0 que siempre fueron de más a menos, hasta llegar al punto de apenas ir publicando algún "Basketball landscapes" muy de vez en cuando y poco más, ha despertado en mi, de nuevo, el interés por terminar de materializar dicho artículo, así que, sin más preámbulos, allá vamos...

Esto trata de profundizar un poco en el porque de la NBA actual, tan dependiente del triple y tan poco dada al antaño glorioso juego en el poste bajo. También va un poco dirigido al perfil "abuelo cebolleta", dicho con todo el cariño del mundo, en el que estamos asentados mucha gente de mi generación (incluso de otras) que vivimos otras eras de la mejor liga de baloncesto del planeta y que, con toda la lógica del mundo, nos incomoda un poco esta versión de la NBA que ha imperado en los últimos tiempos y que tanto difiere de los cánones en los que permanecemos más cómodos.

GEORGE MIKAN Y EL RELOJ DE 24 SEGUNDOS

Pero empecemos por el principio, como debe ser. Partamos de que la NBA siempre -y recalco con fuerza lo de siempre- ha sido una liga en constante evolución. Podemos destacar muchos momentos clave, como cuando en 1952 se acordó ampliar las medidas de la zona, debido al enorme dominio interior que ejercía George Mikan por aquel entonces. Solo por ese hecho, el baloncesto ya evolucionó, abriendo más espacios de penetración para los exteriores, al no poder, los hombres altos, permanecer tantísimo tiempo en los aledaños del aro sin apenas moverse.


En 1954, apenas dos años después, se instauró el reloj de posesión de 24 segundos, cambiando el baloncesto para siempre. Si ahora mismo viajáramos en una máquina del tiempo hasta 1953 y pudiéramos ver un partido de la NBA de entonces, aleatoriamente, cualquier partido, nos asombraría lo aburrido que podría llegar a ser... y no lo digo por los físicos de la época o por el estilo de aquellos jugadores, sino por los ataques largos y tediosos, a menudo sin jugar a nada, como si de un partido de fútbol se tratara, mareando la perdiz, aguantando el balón y alargando las posesiones, esperando a que pase el tiempo o a que el rival se decida a hacer falta sobre el manejador para llevarlo a la línea de tiros libres.


Y, por supuesto, muchos puristas de la época, cuando se instauraron estas medidas o cambios en el reglamento, despotricaron, se opusieron y aludieron a la perversión de la pureza del juego... ¡Esto ya no es baloncesto de verdad, leñe! ¿Os suena de algo?

PÍVOTS ABUSONES Y OTROS ASUNTOS QUE CAMBIARON EL REGLAMENTO

Apenas una década más tarde, la demoledora irrupción en la liga, cual elefante en una cristalería, de Wilt Chamberlain, quién promedió 37,6 puntos y 27 rebotes en su año rookie, 38,4 y 27,2 en su segunda temporada, 50,4 y 25,6 en la tercera y 44,8 y 24,3 en la cuarta, dejó insuficientes los cambios que había provocado Mikan en 1952, de modo que la liga, de nuevo, aumentó en más de un metro la anchura de la zona, pasando de 3,6 a 4,8 metros.

Siguiendo con los gigantes abusones, llegamos a Shaquille O'Neal y al abrumador dominio físico que estaba ejerciendo en la NBA del cambio de siglo, lo que llegó a provocar que la liga, tras tantísimos años de tener prohibida la defensa zonal, cambiara de opinión al respecto. Lo que existía anteriormente era la llamada defensa ilegal, que obligaba a los defensores a defender al hombre, prohibiendo las ayudas al defensor de cualquier jugador que no estuviera en posesión del balón. A partir de 2001, se pasó a permitir la defensa zonal, con la particularidad de que, a cambio, se instauraba la regla de los 3 segundos defensivos, que, igual que la de los ofensivos, impide que un jugador pueda permanecer mucho tiempo dentro de su zona.


La combinación de estos dos factores, permisión de la defensa en zona y regla de los 3 segundos defensivos, es la que ha terminado resultando letal para un determinado perfil de jugadores. Tanto es así, que en la NBA actual no tendrían cabida jugadores como Mark Eaton o Wayne "Tree" Rollins, iconos defensivos de su época, que a la vez serían jugadores ineficaces y un auténtico lastre para sus equipos en el baloncesto moderno, por el mismo motivo que gigantes actuales como Boban Marjanovic o Tacko Fall parecen no tener cabida... pero a esto volveremos más adelante.

Podríamos mencionar más cambios y ajustes en el reglamento, que se han ido produciendo a lo largo de los años; desde los toques de dedos y acompañamientos del balón con la mano que se pitaban como ilegales en tiempos de Bob Cousy o Jerry West (los cambios de ritmo y crossovers a los que tanto estamos acostumbrados ahora, hubieran sido ilegales en aquellos tiempos), hasta la prohibición definitiva del hand-checking, también dada a principios del siglo XXI, y que ya no permite el contacto con las manos sobre el defensor, salvo que este esté de espaldas y cerca del aro.

Ciertos abusos a modo de triquiñuelas, por parte de algunos jugadores, también provocaron cambios como la llegada de la llamada "Reggie Miller rule", que castiga al jugador que, al lanzar un triple, abre las piernas descaradamente para impactar con el defensor y sacarle una falta injusta. O la llamada "Zaza rule", por Zaza Pachulia, que llegó tras aquel incidente que provocó la lesión de Kawhi Leonard y que castiga a todo aquel que invada el espacio debajo del tirador cuando este está en el aire, para proteger la integridad física del jugador y evitar lesiones. Lo más triste de esto, es que el infame Bruce Bowen usó esta dudosa práctica en muchas ocasiones, para tratar de insuflar miedo en el corazón del tirador cuando estaba en el aire y no pudiera lanzar cómodo, pero terminó yéndose de rositas, mientras que el que ha quedado retratado como el villano para la posteridad, cuando se habla de esta práctica, ha sido Pachulia.


También la regla que penaliza las faltas realizadas sobre un jugador que no esté en posesión del balón durante los últimos dos minutos de cada periodo, propiciada por la moda del "Hack-a-Shaq", que trataba en enviar a Shaquille O'Neal, repetidamente, a la línea de tiros libres, que era donde menos daño hacía... la creación del goaltending, tanto en ámbitos defensivos como ofensivos -propiciada por la superioridad física de jugadores como Bill Russell o Wilt Chamberlain-, que impide que un jugador pueda palmear o rechazar un balón, cuando este se encuentra dentro del cilindro imaginario que sería la prolongación del aro... o la regla que impide a un jugador permanecer más de cinco segundos consecutivos botando de espaldas al aro, sin lanzar ni pasar el balón, implementada cuando dos jugadores como Charles Barkley y Mark Jackson lo hacían de forma muy frecuente y la liga se encontraba, a finales de los 90, justo en los índices de anotación más bajos de toda su historia.


Por no hablar de la creación de la línea de 3 puntos en 1979, por supuesto, que muchos puristas de la época demonizaron hasta el extremo y consideraron como una perversión del juego.

¿Qué quiero decir con todo esto? Que la NBA nunca ha dejado de evolucionar, de modificar las reglas si lo creía oportuno o necesario o de hacer evolucionar el reglamento con respecto a lo que estaba sucediendo a su alrededor, siempre observando hacia donde se estaba dirigiendo el baloncesto y a sus especímenes dominantes dentro de cada época.

LA EVOLUCIÓN (FORZADA) DE LA POSICIÓN DE PÍVOT

Lo que tanto hemos padecido y criticado en los últimos tiempos, muchos amantes (entre los que me incluyo) del juego interior y, muy especialmente, del juego de espaldas al aro en el poste bajo, que es la práctica desaparición del mismo (siendo un poco dramáticos, ya que no es exactamente así), tiene como principales culpables la eliminación de la defensa ilegal -que pasó a permitir defender en zona-, la aparición de la regla de los 3 segundos defensivos y cómo los equipos de la liga se han ido adaptando a todo ello, evolucionando y buscando las formas más eficientes de producir ofensivamente dentro de un nuevo ecosistema, muy distinto al que siempre se había dado en la NBA.

Poco a poco, el perfil de pívot extremadamente dominante en el poste bajo como fueran, por ejemplo, Hakeem Olajuwon o Shaquille O'Neal no demasiados años atrás, fue desapareciendo, progresivamente, dando lugar a una bifurcación que dirigía la posición de pívot hacia dos nuevos perfiles muy diferenciados entre sí: Por un lado, el baluarte defensivo, de enorme poderío físico, todavía muy dominante en términos de rebotes, tapones e intimidación, pero con muy poco juego de espaldas al aro y ofensivamente derivado a coronar alley-oops y a tratar de reventar el aro tras algún rebote ofensivo o pick and roll (perfiles Dwight Howard o DeAndre Jordan) y, por otro lado, el perfil de pívot moderno, más polivalente, buen lector del juego, con buena mano y capacidad de pase, capaz de hacer daño desde otras posiciones que no sean necesariamente el poste bajo o los aledaños del aro, sea tirando, penetrando o distribuyendo (perfiles Pau Gasol o Marc Gasol).


Como siempre ha ocurrido a estos niveles, el talento en los hombres altos escasea, de forma que no todos los equipos de la liga podían conseguir un pívot inteligente, buen lector del juego y distribuidor del balón, que pudiera facilitar mucho las cosas a sus compañeros, como por ejemplo fueron, y sin volver a mencionar a los hermanos Gasol, Andrew Bogut, Joakim Noah o Al Horford, de modo que la evolución provocó que muchos equipos no tuvieran, ni un baluarte defensivo como Jordan, ni un pívot moderno como Pau, terminando por apostar cada vez más por los cuatros abiertos, ala-pívots móviles y con buena mano, que tanto te podían defender a un alero como a un pívot, más cuando ya no quedaban muchos que realmente hicieran daño desde el poste bajo... y ninguno que causara estragos como los Jabbar, Malone, Olajuwon u O'Neal de antaño.

¿Os habéis dado cuenta que ninguno de los ejemplos de pívot inteligente y buen lector del juego que he mencionado (Gasol & Gasol, Bogut, Horford y Noah) son estadounidenses? Esto también es un dato que marcó profundamente dicha era, puesto que los jóvenes pívots estadounidenses que fueron surgiendo, o bien respondían al perfil torre física/defensiva de Howard o Jordan, o eran Jahlil Okafors que terminaban pronto fuera de la liga o jugando minutos residuales, mientras que la NBA se fue nutriendo, progresivamente, de pívots internacionales, especialmente europeos (Vucevic, Jokic, Nurkic, Valanciunas, Gobert, Sabonis Jr., Zubac) que por lo general se ajustaban mucho más al perfil de pívot técnico, con buena mano y capacidad de pase, siendo, algunos de ellos (principalmente Jokic y Sabonis), no solo buenos pasadores, sino excelentísimos, nivel élite.


EL BOOM DE LA ESTADÍSTICA AVANZADA

Y aquí también tenemos que añadir otra cosa, muy importante, para poder terminar de entender todo esto en su justo contexto: la irrupción de la estadística avanzada y la cultura que fueron haciendo de ella determinados equipos y dirigentes, destacando poderosamente, entre todos ellos, Daryl Morey, general manager de los Houston Rockets entre 2007 y 2020, que, como amante extremo de la estadística y de las matemáticas aplicadas al deporte, forjó una cultura que llevó hasta el extremo más lunático en aquellos Rockets de finales de la pasada década, liderados por el mejor James Harden de siempre y abocados a tratar de convertir el baloncesto en una ciencia exacta, como las propias matemáticas, lo cual le granjeó tanto auténticas hordas de haters como otras de fervientes admiradores.


La cosa trataba de erradicar del juego, en la medida de lo posible, las zonas de tiro menos productivas matemáticamente hablando, es decir, principalmente la media distancia y el juego en el poste bajo. La ciencia decía que el tiro de tres, bien seleccionado y a partir de una buena circulación de balón, aporta 3 puntos con un cierto porcentaje. El mate, bandeja o tiro desde debajo del aro, es el que tiene un porcentaje mayor de acierto, por pura lógica. Mientras que el tiro de 5 o 6 metros, si combinas lo que vale, 2 puntos, con el porcentaje que conlleva, algo mayor que el del tiro de 3 pero mucho menor que el de debajo del aro, es el menos productivo y aconsejable... lo cual, fría y calculadoramente hablando, tiene su buena parte de lógica y razón.

Pero todos sabemos que el baloncesto no es una ciencia exacta, sino que es, en cierto modo, una forma de arte (como una pieza improvisada de Jazz, tal y como dijo en una ocasión Wynton Marsalis), y que a pesar de la enorme utilidad de las estadísticas avanzadas, hay cosas que no se pueden medir siempre -o al menos únicamente- de este modo, que deben mucho a la improvisación y que jamás de los jamases se pueden aplicar fríamente a cualquier plantilla o grupo de jugadores, puesto que cada equipo tiene su propia química, sus propias virtudes... y defectos, su propia idiosincrasia... y la pasión por la estadística avanzada, siempre debe servir como apoyo a todo ello, no como elemento que trate de cambiarlo todo.

LA IRRUPCIÓN DE LOS WARRIORS DE LA ERA CURRY

Pero no nos salgamos demasiado del camino. Arrancada ya la década del 2010, y tras dos finales consecutivas protagonizadas por los Miami Heat de LeBron James y Dwyane Wade y, me atrevería a decir, los mejores San Antonio Spurs de la historia, explotó de forma inesperada y sumamente impactante un equipo como los Golden State Warriors de la era Steve Kerr, que siendo analizados detenidamente, responden a una combinación de coincidencias históricas y jugadores sublimes, perfectamente amoldados por una mente como la de Kerr, que no solamente hicieron historia, sino que terminaron por cambiar el baloncesto NBA hasta ser lo que vemos hoy en día.


En los Warriors, a partir de la temporada 2014-15, se dio la eclosión, a la par, de dos de los mejores tiradores de la historia del baloncesto (Stephen Curry y Klay Thompson), liderados y entrenados por otro de los mayores maestros del tiro (Steve Kerr), primero ayudados por un pívot muy inteligente, gran pasador y facilitador, como fue el antes mencionado Andrew Bogut, e inmediatamente después por un jugador que ha influido en este cambio en el juego del que estamos hablando, incluso mucho más de lo que a menudo se le tiene en cuenta; estamos hablando, por supuesto, de Draymond Green.

CURRY Y GREEN, CAMBIANDO EL MAPA DE LA NBA

Lo de Curry fue un fenómeno mediático como pocos, provocando que muchos jóvenes jugadores, carentes de las habilidades físicas necesarias e incapaces de llevar a cabo las acciones de estrellas como Kobe Bryant o LeBron James, se dijeran a sí mismos: "¡Hey, esto sí que lo puedo hacer! ¿Por qué no puedo entrenar y entrenar y llegar a ser un tirador de tres como Curry?". Stephen, además, fue entrenando y perfeccionando tanto su lanzamiento, que amplió distancias, elevó porcentajes, batió récords y acabó convirtiendo, definitivamente, el triple en una cultura, además, teniendo a su lado al mejor triplista en catch and shoot de todos los tiempos, Klay Thompson. Mientras que uno era el mejor creándose sus propios tiros, el otro era el mejor en catch and shoot... el ingrediente Green, terminó siendo la guinda del pastel.


La importancia de Draymond en este equipo, ha sido tan grande y poderosa como la del propio Stephen Curry, convirtiéndose en (con permiso de Dennis Rodman) el mejor defensor polivalente de la historia del baloncesto, capaz de defender con eficiencia las cinco posiciones sobre la cancha, como si de una especie de Magic Johnson defensivo habláramos. Todo ello, además, siendo un gran distribuidor de balón y un excelente lector del juego, ejerciendo, sin serlo, de verdadero base del equipo, y permitiendo potenciar al máximo la capacidad tiradora de Curry, descargándole a menudo, de las labores habituales de un base y permitiéndole jugar mucho tiempo sin balón, al igual que Thompson, moviéndose ambos, constantemente, en busca de buenas posiciones de tiro.


En forma de curiosa metáfora, podríamos decir que Stephen y Draymond han interpretado el baloncesto como si de escritura árabe se tratara. Mientras que nosotros escribimos y leemos de izquierda a derecha, la escritura árabe va de derecha a izquierda, aunque sea igual de útil y pueda transmitir el mismo mensaje. Curry y Green, en el intento de potenciar al máximo sus cualidades, han pasado por completo del sistema convencional del base creador y el interior finalizador, para forjar este nuevo sistema, en el que la creación parte del interior y la anotación principalmente del base.

EL IMPARABLE ASCENSO DEL SMALL-BALL

La cuestión es que estos Warriors han jugado 6 de las últimas 8 finales de la NBA, venciendo en 4 de ellas, creando una dinastía y ayudando a elevar la popularidad del llamado small-ball, llevado a su máxima expresión y funcionabilidad entre 2017 y 2020, cuando contaron con Kevin Durant en sus filas. Con él, pudieron eliminar por completo la posición de pívot puro de sus quintetos, jugando muchos minutos y finales de partido con quintetos formados por Curry, Thompson, Green, Durant y otro escolta o alero como, por ejemplo, Andre Iguodala. La combinación de estos cinco jugadores lo permitía, pudiendo paliar defensivamente la carencia de un interior puro, gracias a la altura y envergadura de Durant, y causando estragos en las defensas de los rivales, más si estos pretendían mantener a interiores puros en pista, especialmente si no eran muy móviles defensivamente hablando.

Aquí, en el auge de la cultura small-ball, tan ligada también a la cultura del triple, hay que volver a los Rockets de Harden -o de Daryl Morey-, y su empeño extremo en tratar de matematizar el juego. En esos tiempos, ensamblaron equipos repletos de tiradores de 3 y de defensores polivalentes, capaces de defender a jugadores de distintas posiciones y tamaños, con el objetivo de ser una amenaza constante desde la línea de tres puntos y abrir carriles de paso al siempre hábil James Harden, de modo que si no se tiraba de 3, Harden penetraba y llegaba hasta el aro para, una de dos, dejar una bandeja o doblar el balón a un compañero que estuviera bajo el aro, lo cual no era tan difícil dado que su estilo de juego obligaba a las defensas a abrirse mucho para poder defender tantos intentos de triple.

Estas filosofías de juego fueron matando, lenta y progresivamente, al perfil de jugador interior lento, poderoso en la pintura, pero incapaz de defender lejos del aro. En estos últimos años, hemos ido viendo como jugadores antaño incluso All-Stars, como Dwight Howard o Andre Drummond, fueron pasando a convertirse en especialistas de banquillo, gozando de muchos menos minutos por partido, a pesar de estar todavía en plenitud física. Son jugadores cuyo perfil ofensivo ha ido menguando con la cada vez mayor proliferación de defensas zonales, siendo incapaces de anotar con buenos porcentajes desde zonas alejadas del aro, y no muy adecuados a la hora de realizar cambios defensivos si estás defendiendo a un equipo que juega al small-ball.


Otros perfiles de jugadores interiores como Greg Monroe o Jahlil Okafor, con mucha más calidad ofensiva que Howard o Drummond, pero más débiles física y defensivamente hablando, fueron literalmente borrados del mapa, exterminados sin concesiones, pues de repente, a ningún equipo les interesaba su perfil. Por no hablar de gigantes como Marjanovic o Tacko Fall, jugadores no exentos de calidad, que en otras décadas podrían haber llegado a tener un protagonismo bastante importante en sus equipos, pero que son literalmente inocuos a la hora de tratar de defender a un equipo con cinco amenazas desde la línea de 3 en su quinteto o que directamente juegue al small-ball. De ahí que intimidadores legendarios y jugadores antaño importantísimos para sus equipos como lo fueron en su momento Mark Eaton, Wayne Rollins, James Donaldson o incluso el mismísimo Dikembe Mutombo, podrían ser un auténtico lastre en la actualidad, a la hora de defender este tipo de situaciones.

EL RESURGIR DEL PÍVOT DOMINANTE Y EL FENÓMENO UNICORNIOS

El talento siempre prevalece, ante cualquier circunstancia, por ello estamos viendo aparecer, cada vez más, pívots que, a pesar de ser grandes y fuertes, también lanzan bien desde posiciones exteriores. Tenemos los casos extremos de Nikola Jokic y Joel Embiid, los dos mejores jugadores del mundo a día de hoy -junto a Giannis Antetokounmpo-, pívots de gran tamaño y calidad en el poste bajo, pero que también abren la cancha y pueden lanzar con gran acierto desde posiciones exteriores, por no hablar de la capacidad de pase, nivel G.O.A.T., del serbio. Jokic no es un portento defensivo, debido a su físico, pero lo suple con su enorme inteligencia y lectura del juego, a ambos lados de la cancha, y es que, por más que pueda tener alguna carencia defensiva, la suple con creces con todo lo que aporta en ataque, tanto en anotación como en creación de juego para sus compañeros. Embiid, por el contrario, sí es una maravilla genética capaz no solo de ser una bestia debajo del aro, técnico y habilidoso desde los postes y con muy buen lanzamiento de media distancia, sino también un gran intimidador en defensa y un jugador capaz de aguantar bien los cambios defensivos provocados por un small-ball... como dije antes, el talento siempre se abre camino, y solo era cuestión de tiempo que aparecieran pívots dominantes en la era del triple y el small-ball; tal vez un poco distintos, pero pívots dominantes al fin y al cabo.


Otra cosa muy distinta es el fenómeno de los llamados coloquialmente "unicornios". Perfiles como Kristaps Porzingis, Chet Holmgren o el inminente Victor Wembanyama, jugadores que a pesar de su enorme altura, no son pívots, para nada, sino aleros de más de siete pies. En otra época ya hubo semillas de lo que acabaría siendo este fenómeno, como el Ralph Sampson de los 80, capaz de subir el balón con 2,24 m. de altura, pero encorsetado en una época donde no se le permitía hacerlo, o Dirk Nowitzki, un jugador de 2,13 con un tiro excepcional, que a pesar de ser oficialmente un 4, en realidad jugaba como un 3. Pero es ahora, en medio de la era del triple y de la desaparición de los pívots clásicos sin capacidad de tiro ni de pase, cuando este perfil de jugador ha terminado por explotar definitivamente y cada vez van apareciendo más casos, como si los chavales de 2,18 dijeran: "¡Si me encorseto a jugar en la pintura, acabaré como Tacko Fall! ¡Prefiero ser como Curry!" Y así, una combinación de evolución genética, preparación física cada vez más avanzada y nuevas filosofías de formación en el baloncesto, están dando cada vez con mas casos de chavales de 2,15 m., 2,18 m. o incluso más, que corren como escoltas y lanzan de tres como aleros.


Y lo que jamás debemos hacer, es culparlos a ellos, puesto que viendo la triste realidad de los Drummond, Marjanovic, Fall o incluso Hassan Whiteside (este caso sí que me parece imperdonable que no esté en la NBA), es lógico que abracen este otro pefil, para así poder triunfar en la mejor liga de baloncesto del mundo, y no tener que acabar yéndose a jugar a China, como Fall, o a Puerto Rico, como Whiteside.

LA VIDA SIEMPRE SE ABRE CAMINO

Hubo un punto de inflexión, justo cuando Pau Gasol empezó a perder protagonismo en San Antonio y ya no quedaban pívots puros importantes en la liga, centros de auténtica calidad, más allá del cabeza loca de DeMarcus Cousins -cuya mala suerte con las lesiones acabó con su carrera antes de tiempo-, donde realmente me desesperé. "¡Esto ya no va conmigo! ¡No me motiva ver constantes correcalles que acaban en montones de triples lanzados a lo loco!" Y la desesperación fue real, pero dos jugadores como Embiid y Jokic me han mostrado que, igual que el talento termina por prevalecer, la posición de pívot también, evolucionando, eso sí, como tuvo que evolucionar cuando a Mikan le impidieron poder campar a sus anchas debajo del aro siempre que quisiera... o como cuando a Chamberlain se le negó poder reventar el balón en el aro cada vez que se lo propusiera, con solo un pequeño paso, y tuvo que perfeccionar su tiro de media distancia y sus fadeaways.

Ahora, un pívot, si quiere ser importante en la liga, tiene que ser capaz de aguantar cambios defensivos ante jugadores más pequeños y rápidos, a la vez que debe ser capaz de jugar más en el poste alto, distribuyendo el balón a sus compañeros, cuando las defensas zonales le impidan poder ejecutar y ser efectivo desde el poste bajo. Y si además, dicho pívot es capaz de jugar de cara al aro y de lanzar de media y larga distancia con acierto, ya lo tiene todo hecho. Por ello, del mismo modo que jugadores como Eaton o Mutombo podrían verse superados por este baloncesto de ahora y terminar siendo erradicados del sistema, estoy convencido de que talentos como los de Kareem Abdul-Jabbar, Moses Malone, Hakeem Olajuwon o David Robinson, por citar solo algunos ejemplos, no solo triunfarían por igual en la NBA de ahora, sino que las tendencias del juego actual, muy probablemente propiciarían que fueran incluso más completos, estadísticamente hablando, de lo que lo fueron en su tiempo (esto da para un futuro artículo, sin ninguna duda), dando más asistencias de media por partido y enriqueciendo su juego, dentro de un sistema que les invitaría a perfeccionar más su lanzamiento exterior, lo cual no se daba en aquellos tiempos, donde generalmente, y salvo ilustres excepciones, se les anclaba en la zona, les gustara o no.

En el baloncesto, como en Jurassic Park, la vida siempre se abre camino... nunca lo olvidéis.

6 comentarios:

Maverik dijo...

Aun no he leído todo el post, pero tengo que comentar una cosa.

El goal tending no se instauró a finales del reinado de Mikan? Pensaba q había sido para detener a Mikan el abusón.

Saludos y gracias por semejante obra de arte. Voy a continuar leyendo (o sea gozando).

Maverik dijo...

Que maravilla de artículo. Me encanta pq a pesar de tu amor por el juego de antaño no caes en la critica destructiva. En general coincido bastante con tu visión aunque creo que hay un par de temas que me gustaría comentar:

- más allá de la evolución del juego, de estilos y reglas, creo que te has olvidado de comentar una evolución y tendencia, la de la actitud de los jugadores que desde hace unos años deja mucho que desear. Y esto se traduce muchas veces en partidos sin pasión. En mi opinión esto es algo preocupante. Sin menospreciar el talento de los jugadores actuales, creo q sí puero afirmar q hay carencias en motivación, garra y sacrificio que se traducen en un juego inferior al de antaño. El ejemplo del All Star creo que me da la razón. Repito, no hablo de menos calidad o talento como a veces algunos nostalgicos insinuan. Hablo de tesón, de competitividad, de ganas de defender y no solamente atacar, de jugar todos los partidos y de darlo todo siempre. Que opinas? Tendencia preocupante o soy un viejo cascarabias?

- en el baloncesto hay un antes y un despues de Jordan. En mi opinión no se puede hablar de evolución sin mencionar el impacto de Jordan en el juego. Más allá de reglas y estilos, antes de Jordan la fuerza y la envergadura eran claves. Entonces llega Jordan y es capaz de ganar sin que la fuerza y la altura sean las claves del triunfo. Jordan era fuerte y saltaba como el q más pero tambien era muy veloz y sobretodo muy hábil. En mi opinión, la mayoría de jugones de principios del siglo xxi son “hijos de Jordan”. Esa es una tendencia que va más allá de las reglas. Garnett o Pau Gasol son hijos de Jordan. Son altos pero quieren ser como Jordan. Es evidente que las reglas y todo lo que has comentado son claves pero creo que hay que añadir el factor Jordan. Si eres bueno, midas lo q midas, quieres ser como Jordan. Y esto hace que los interiores con talento ya no sean interiores tradicionales (jugadores que siempre juega cerca de la canasta) y que solamente los jugadores toscos continuen siendo interiores tradicionales (en el sentido de jugar siempre cerca de la canasta).

Saludos

Mo Sweat dijo...

Muy buenas, Mav.

Ante todo, muchas gracias por tus palabras.

Vamos primero con tu primer comentario, que me parece muy interesante. La verdad es que los datos acerca de la creación del goaltending son pocos y confusos.

Yo siempre ha tenido entendido que el atleticismo y superioridad física de Russell y Chamberlain fueron los desencadenantes de la creación de esta regla, pero también veo que hay datos que apuntan a tiempos anteriores, a Mikan, etc...

A falta de poder encontrar datos más concretos, creo interpretar que lo del goaltending fue algo que se fue gestando y retocando poco a poco, progresivamente, a lo largo de los años... recordemos que bajo dicho nombre, se engloban varios tipos de acciones distintas, desde palmear en ataque un balón que esté encima del cilindro del aro, pasando por rechazar en defensa un balón que también lo esté, hasta los tapones ilegales, realizados cuando el tiro ya está en su fase descendente. E incluso, algo que hoy en día nos puede parecer muy bizarro, pero que Bill Russell lo hacía antes de que se prohibiera, que era redirigir tiros malos de sus compañeros hacia el aro, en su fase descendente, como si estuviéramos hablando del tapón ilegal pero a la inversa.

Agradecería si algún lector ilustrado nos pudiera dar datos más precisos de las fechas de gestación de todas estas prohibiciones.

Mo Sweat dijo...

Por lo que respecta a tu segundo y más extenso comentario, decir que lo de la actitud de los jugadores y poca competitividad y compromiso en ciertos partidos de regular season es algo complejo.

Lo que sí es cierto, es que estamos ante la era de empoderamiento de los jugadores, de eso no hay duda. Las acciones del sindicato de jugadores en los últimos tiempos, incluidos lockouts, han ido reportando mayores ganancias y poder de decisión a los jugadores, principalmente a las superestrellas de la liga. Ahora, más que nunca, el jugador tiene mucho poder de decisión... es algo que tiene su lógica, puesto que antes, eran los gordos trajados y sudorosos, con puros en la boca, los se llevaban una parte mucho más grande del pastel, en comparación a los jugadores, que eran quienes hacían realmente grande la liga... ahora, los jugadores han conseguido una parte del pastel mucho mayor, que también conlleva más poder de decisión o mayor influencia en ciertas decisiones. ¿Es esto bueno? No lo sé. Es justo, de eso no tiene que haber ninguna duda, pero bueno para el devenir de la liga, no lo sé.

La exigencia física actual, ligada a todo lo anterior, también ha llevado a los cada vez más habituales partidos de descanso de varias estrellas, especialmente cuando se van acercando los playoffs.

Por otro lado, también sería justo añadir que partidos de regular season infumables los ha habido siempre. Todos recordamos el típico Hornets-Clippers, por poner un ejemplo, de principios de siglo, absolutamente bochornoso, que solo nos quedábamos a verlo por los comentarios y ocurrencias de Andrés Montes y Antoni Daimiel, pasando olímpicamente del encuentro y dedicándonos solo a escucharlos a ellos.

Por supuesto que Jordan fue una influencia enorme en el juego, pero me atrevería a decir que la influencia más condicionante en los 90, al menos a nivel de acabar incluso provocando cambios en el reglamento, fueron los Bad Boys de Detroit; solo con ellos se pueden entender los Knicks o los Heat de los 90, o los "Ninja Cavs" de finales de la misma década, provocando un descenso de la anotación hasta límites históricos que terminó por desquiciar a la liga y a influir en muchos cambios posteriores en el reglamento.

Nique_is_better dijo...

Saludos, Mo!

Felicidades y gracias.

Felicidades por analizar de forma amena casi 100 años de historia. Debo reconocer que en el 1er párrafo pensé "tostón...", pero luego, una vez entrado en materia me ha gustado mucho, ¡muchísimo!: ameno, didáctico, fácil de leer, instructivo, interesante, sobretodo en tus opiniones y conclusiones.

Y gracias por hacerme ver què es lo que ha hecho que pase de la NBA actual. Al ir leyendo tu artículo (sinceramente, mucho mejor que la gran mayoría de artículos que salen publicados en los periódicos), me iba preguntando qué era lo que me echaba para atrás, por qué no me interesaba ver partidos. No son los nombres, no son las tácticas, no es la liga... es, exactamente, lo que ha comentado Maverick (creo que muy acertadamente) anteriormente: LA ACTITUD. Yo tampoco quiero caer en el abuelo cebolleta que antes no sé qué y no sé cuantos, pero antes había verdadera competición, agresividad, amor propio...Ojo, no digo que antes todo fuera guay, que partidos malos había y unos cuantos, pero no creo que hubiera ese pasotismo, esa indolencia en muchos de los jugadores actuales. No?. Ahora me parece mas un simple espectáculo tipo Wrestlingmania mas que deporte, en que todo es muy exagerado e impactante, sí, pero falso al fin y al cabo, y en que sólo se busca entretener al público, no importa quien gane o pierda, cansarse lo justo para que la gente siga comiendo palomitas no vaya a ser que nos lesionemos, y a otra cosa mariposa.

No sé, la NBA actual me decepciona por insulsa y falta de compromiso de los jugadores, creo yo. No quireo decir que no hayan luchado por llegar a donde estan, no. Lo que quiero decir es que llegar/estar en la NBA no es el final del camino, bueno ahora ya a vivir como dioses sin dar un palo al agua con la relación esfuerzo-resultados/dinero, debería ser el punto de partida.

Mo Sweat dijo...

Muchas gracias, Nique.

Lo que expones es un tema que daría para otro artículo extenso, pues el tema de la actitud, como le comenté a Mav, va un poco ligado a percepciones y al empoderamiento de los jugadores, que ha ido cambiando muchas cosas en la liga.

Basta con ver partidos de playoffs como los que vi ayer mismo, entre Knicks y Heat y entre Kings y Warriors, para poder comprobar como los jugadores se dejan la piel y el alma en el parquet. Otra cosa es la regular season, claro está, en la que cada vez vemos más partidos de descanso a las estrellas de los equipos, aunque no haya lesiones, alegando pequeñas sobrecargas o lo que sea para poder dar descanso a sus jugadores.

El hecho de que se abuse tanto de los triples y de que se juegue menos (o se pueda jugar menos) en la pintura, también ayuda a dar esa sensación de partido menos físicos y más lights, precisamente cuando el nivel atlético del jugador medio de la liga está a un nivel tremendo.

Es un tema que podría dar para laaaaargo y tendido...

Saludos.