Esta entrada viene a raíz de lo vivido en el séptimo partido de la semifinal de la Conferencia Este entre los Toronto Raptors y los Philadelphia 76ers. La eliminatoria de estos playoffs que más de cerca he seguido y más he disfrutado. Muchos situaban la eliminatoria entre Warriors y Rockets como la más atractiva e importante... ni de coña. Tal vez yo acostumbre a nadar a contracorriente, es posible, pues mientras que muchos despotricaron de aquellas finales de 1994 entre Rockets y Knicks, por las defensas, por la baja anotación, por ser la primera sin Jordan desde 1990, yo fue una de las finales de los 90 que más disfruté... mucho más que, por ejemplo, las de 1997 o 1998 entre Bulls y Jazz.
Para mi esta eliminatoria ha sido pura épica. Por el nivel estratosférico mostrado por Kawhi durante todos los partidos, prácticamente al nivel de Jordan o Kobe. Por el colosal esfuerzo de Joel Embiid contra sus molestias en la rodilla, el virus intestinal y la posterior infección respiratoria provocada por el mencionado virus. Por Marc Gasol y su excelente defensa sobre Joel y su siempre altruista sacrificio por el bien del equipo. Por la igualdad hasta el último segundo del séptimo partido. Por el carácter guerrero de un tipo como Jimmy Butler. Por el gran nivel ofrecido también por Serge Ibaka. Y por muchas cosas más... pero como reza el título del post, la principal razón de ser de esta entrada es dirigirme a tres de los protagonistas. Como una carta a Kawhi Leonard, Marc Gasol y Joel Embiid.
A KAWHI LEONARD:
Esta eliminatoria de playoffs ha puesto las cosas en su lugar... si es que era todavía necesario para alguien. Eran muchos los que no confiaban en ti. Eran muchos los que te trataron de inmaduro cuando decidiste irte de San Antonio, como si las decisiones de tu vida no debieran ser tuyas. Son muchos los que todavía te guardan rencor por haber decidido qué hacer con tu propia vida. Y pese a todo... pese a la incertidumbre, a los ya olvidados problemas físicos y a los rencores, has vuelto al nivel de MVP que mostraste en tu última temporada sano en los Spurs.
Puede que James Harden haga maravillas con el balón en las manos y anote triples imposibles o que Giannis Antetokounmpo asombre al mundo entero con sus capacidades atléticas impropias de un tipo de su tamaño, y de todos es sabido que el MVP de la temporada se lo jugarán entre ellos, pero a mi modo de ver ninguno de ellos es tan MVP como tu en los instantes finales de un partido igualado... más todavía si tenemos en cuenta dicho nivel repartido a ambos lados de la cancha. A día de hoy eres el único jugador que en los uno contra uno, en los aclarados, en los instantes finales de los partidos, me recuerdas a Michael Jordan y Kobe Bryant en capacidades de ejecución. No ha habido otro que me remita a ese nivel.
Al final, en esta vida, lo que cuenta es ser feliz. Y si te sentiste traicionado en San Antonio, pese a todo lo dado y logrado, libre eres de decidir a donde ir... pues como dijo Magic Johnson hace poco, tras dimitir como general manager de los Lakers, lo más importante de la vida es ser feliz, y si este trabajo me lo impide, si provoca que incluso peligre mi amistad con gente a la que quiero, o que no pueda felicitar a un jugador cuando consigue algo importante sin tener miedo de que me vayan a acusar de tampering... vale más dejarlo y ser feliz. Y esto vale para todo en la vida...
A MARC GASOL:
Ha sido una serie épica, con un final de partido legendario y un tiro en el último segundo asombroso, pero para mi nada, absolutamente nada, ha sido tan grande como tu acción al final del encuentro. Una vez más, tu grandeza ha trascendido el propio partido. La imagen de Joel destrozado, física y mentalmente, rompiendo a llorar por la tremenda mezcla de emoción y frustración, ya era de por sí conmovedora, pero luego llegaste tu, abrazándolo, consolándolo, diciéndole cosas al oído para tratar de que no se derrumbara del todo, mientras todos tus compañeros estaban eufóricos, saltando de alegría. Fue simplemente colosal.
A estas alturas, tu altruismo en el juego no debería sorprender ya a nadie; siempre mirando por el beneficio del equipo por encima del individual, pero es que en esta ocasión ha rayado lo épico. Ciertamente te importa un carajo anotar 15 puntos, 8 o ninguno, solo buscas la victoria y hacer mejores a tus compañeros. Te has vaciado en defensa ante el pívot más indefendible de la era moderna. Cierto que la salud también lo ha frenado, pero aún enfermo, Joel es el pívot más difícil de defender de la NBA. Y en algunos de los partidos de esta serie, realmente lo has desquiciado.
La imagen de Joel llorando en tu hombro, frente a tu semblante serio y sincero, ya es historia pura de la NBA. Pocas imágenes evocan tanta épica y nobleza entre guerreros. Guerreros que, ante todo, se respetan y se admiran mutuamente, como Magic y Larry en los 80. Gracias, Marc, por ser como eres.
A JOEL EMBIID:
Me provoca cierta repulsión ver los típicos memes cebándose contigo. Riéndose de tu imagen llorando, destrozado física y mentalmente, al final del partido, como si no estuviera ya acostumbrado a ver este tipo de memes centrados en cualquier perdedor de una final o partido importante o con cualquiera que haya cometido un error fatal o simplemente absurdo, como si solo nos hiciera reír el fracaso de los demás, el error ajeno. Es un mal endémico que afecta a muchos más parámetros de nuestra sociedad de los que tal vez queremos reconocer...
Pero a nivel personal es una imagen que lo único que logra es emocionarme y ponerme los pelos de punta. Representa al guerrero después de la batalla, cuando todo termina. Cuando el humo de la contienda se disipa y la calma repentina hace aflorar los sentimientos más contenidos. Y si todavía queda por ahí algún retrasado mental que se ríe porque un guerrero llora, que los hay, que se detenga a pensar, solo por un momento, en todo lo que has tenido que sufrir a lo largo de esta serie, con molestias en la rodilla que ponían a menudo en duda tu concurso en la contienda, con un virus intestinal (de esos que dejan tus fuerzas vitales a la altura del betún) que, para más inri, fulminó tus defensas y te provocó una posterior infección respiratoria... y todo ello mientras tenías que bregar, noche tras noche, con el mejor defensor que puedes encontrar en el baloncesto actual para tu posición.
También las estadísticas, más allá de puntos y rebotes, nos demuestran tu tremenda dimensión, aún mermado, y tu potencial infinito, a la altura de los centers más grandes de todos los tiempos. Nadie, ni Harden, ni Antetokounmpo, ni Curry, ni Durant, ni Kawhi, poseen un +/- superior al tuyo en estos playoffs: +143 en total. Contigo en cancha, los Sixers han cosechado una estadística de +90 en 237 minutos a lo largo de la serie frente a los Raptors. Sin ti, el balance ha sido de -109 en 99 minutos. Aplastante. Descomunal.
Solo animarte a seguir creciendo, a seguir aprendiendo de las experiencias, como te dijo Marc, y te aseguro que el futuro te deparará muchos momentos de grandeza... muchos. Por mi parte, verte jugar, es el mayor placer que me depara la NBA actual. Gracias por todo.