Aun no le había dedicado ningún post a esta última final de la NBA que hemos vivido recientemente, pero lo voy a enmendar con éste (en forma de artículo) y con el siguiente (en forma de fotográfico).
Dejando aparte el seguimiento que ha tenido desde Eapaña esta final de la mejor liga de baloncesto del mundo debido al hecho de que Pau Gasol volviera a estar presente en ella y al eterno morbo que representa siempre una final Lakers-Celtics, debo decir que (al menos desde mi punto de vista) ha sido una de las mejores finales de los últimos años. Una final a la que no le ha faltado de nada (tal vez unas cuantas jugadas más de cara a la galería y un par de partidos que hubiesen sido más bonitos de ver de cara al aficionado), rivalidad eterna Lakers-Celtics, partidos muy igualados, llegada al 7º partido, exhibiciones individuales puntuales (Ray Allen, Kobe, Pau, Garnett), muchos momentos repletos de adrenalina, héroes inesperados que decidieron (o ayudaron a decidir) partidos clave (Nate Robinson, Glen Davis, Ron Artest) y la gran diferencia de estilos entre los dos equipos, que ayudó a hacer aun más atractiva la rivalidad entre ambos.
Antes de nada debo decir que mi corazón siempre estuvo un poco repartido entre ambos equipos, ya que por un lado iba con los Lakers de Pau y por el otro sentía una enorme admiración por el estilo de juego y por el carácter de los Celtics, sin ninguna duda mi equipo favorito del Este (siempre fui con ellos en sus eliminatorias frente a Cavs o Magic); a pesar de que pueda parecer un poco contradictorio ser seguidor de Lakers y Celtics a la vez.
En cuanto a la diferencia de estilos y filosofías de juego entre ambos equipos, lo cierto es que ha sido de lo más bonito de ver a lo largo de toda la final, en la cual los Lakers se han basado principalmente (como siempre) en el talento espectacular de sus dos mejores jugadores (Kobe y Pau) y mucho más en individualidades en comparación a los Celtics; y los arrogantes verdes de Boston, siguiendo su tradición, han desplegado un gran baloncesto colectivo, basado siempre en el equipo por encima de cualquier individualidad, a pesar del excéntrico Nate Robinson, que fue el revulsivo puntual y el contrapunto perfecto en momentos concretos al estilo de juego de su equipo.
Si tuviéramos que vender esta final en plan show y al estilo "¡¡pasen y vean!!"... podríamos decir lo siguiente: Esta final ha representado el enfrentamiento entre los dos mejores jugadores del mundo en sus respectivas posiciones frente al equipo de baloncesto por excelencia; el talento puro y duro frente al trabajo colectivo. Kobe y Pau, los mayores talentos individuales del mundo a día de hoy (uno como exterior y el otro como interior) frente a un bloque carente de individualidades, donde el equipo y el sacrificio en defensa prevalecen por encima de todo lo demás.
Tal vez suene algo exagerado, pero realmente la cosa ha ido bastante por ahí; los Lakers se han basado siempre en sus dos grandes referentes, ayudados por un grupo de especialistas centrados en lo que mejor saben hacer y sin acaparar demasiado protagonismo (como siempre ha ocurrido en todos los equipos de Phil Jackson), mientras que los Celtics han jugado un baloncesto de muchos quilates y bien a punto han estado de ser campeones pese a no contar con tanto talento individual como los angelinos.
Por parte de los Lakers, Bryant ha vuelto a demostrar que él y nadie más, es el mejor jugador de baloncesto del mundo y el más decisivo con el balón en las manos a la hora de la verdad (por más MVP's que gane LeBron), Pau ha vuelto a demostrar su grandeza y a día de hoy creo que ya nadie puede discutir que es el jugador interior más decisivo del mundo (NBA incluida), aparte de realizar siempre un gran juego de equipo que en muchas ocasiones es el perfecto contrapunto equilibrante para las individualidades (en ocasiones excesivas) de Kobe; la galería de secundarios ha sido discreta, precisa y en muchos casos incluso anónima, apareciendo sólo en momentos puntuales... pero decisivos (especialmente Ron Artest en el 7º partido, aunque también Fisher y Odom tuvieron sus momentos de gloria) y por último Phil Jackson, el entrenador más laureado de todos los tiempos, que ha vuelto a triunfar con su personal estilo. Mención aparte para Andrew Bynum, otra vez lesionado, pero ayudando siempre en lo posible pese a su maltrecha rodilla.
Por parte de los Celtics, lo dicho antes, el equipo por encima de todo, grandes en defensa pese a su inferioridad física, grandes en ataque pese a ser más viejos y más lentos y un juego de equipo espectacular que bien deberían copiar muchos equipos de la liga. Pese a ello, también hay nombres propios a destacar, como el cada vez más veterano Big Three (Paul Pierce, Kevin Garnett y Ray Allen), los tres con su momento de gloria en la final, el cada vez más grande Rajon Rondo (para mi ya es uno de los dos o tres mejores bases de la NBA a día de hoy), los grandes minutos de juego que siempre ofreció Rasheed Wallace pese a sus limitaciones físicas y la gran explosión de adrenalina que casi siempre suponía la entrada en cancha de Glen Davis y Nate Robinson (también de Tony Allen, aunque de otra manera, ya que es otro tipo de jugador mucho más serio y sereno). Doc Rivers, el coach de los verdes, ha vuelto ha realizar un magnífico trabajo desde el banquillo, que casi lleva a su equipo a saborear otro anillo de la NBA. Mención aparte para Kendrick Perkins, lesionado de gravedad en la rodilla durante el transcurso del 6º partido, siempre duro, sereno y sacrificado por el equipo.
En ciertos momentos de la final llegué a decir que a estas series les faltaba algo más de buen juego, partidos algo más vistosos... pero lo cierto es que tras finalizar el 7º partido me quedó un buen sabor de boca; ese sabor que notas cuando terminas de ver algo que sabes que ha sido histórico y que posiblemente en el futuro será recordado como una de las más grandes y disputadas finales de la NBA de los últimos tiempos.